El Vicio es un pedacito de Patria que nos hace soñar que México puede ser diferente, donde todos y todas tenemos un lugar, porque gracias a ellas lo podemos imaginar... Gracias, no sólo por lo que hacen, sino por alimentar la esperanza, expresó Emilio Álvarez Icaza, padrino del quinto aniversario del Teatro Bar El Vicio, espacio dedicado al cabaret y fundamental en la vida teatral de la ciudad.

Acompañaron al ex presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, las periodistas Carmen Aristegui y Sanjuana Martínez (madrinas en años pasados), además de las festejadas, Las Reinas Chulas, continuadoras del espacio que la actriz y directora Jesusa Rodríguez y la compositora y pianista Liliana Felipe llevaron adelante, con el nombre de El Hábito.

Aristegui habló sobre el trabajo magnífico que han realizado las actrices Nora Huerta, Ana Francis Mor, Cecilia Sotres y Marisol Gasé. Acerca de la obra que acababa de concluir, Qué suave Patria, dijo: Nos han dejado temblando, como la realidad misma.

La obra de cabaret, acerca de un paseo de doña Patria por el Valle de los Lamentos, guiada por un hombre de poder, provocó risas, pero también escalofríos, al exhibir la terrible situación: Este país se cae a pedazos, lamentó Sanjuana Martínez. En este contexto, la cultura es oxígeno puro, dijo.

¿Para qué sirve lo que hacemos?, preguntaron Las Reinas Chulas. La realidad es tan apabullante que siempre sentimos que nos quedamos cortas.

Ha valido la pena

Aun así, enumeraron algunas de las razones por las que ha valido la pena trabajar: “Por ver a la cabaretiza junta en los festivales (que se organizan en el sitio); porque el festival se ha posicionado de tal manera que ya le quedó chico a El Vicio. Habrá que gestionar espacios para sacarlo a la calle y hacerlo más grande; por los vínculos que hemos hecho con la sociedad civil organizada; porque hemos tenido maravillosas clases en El Vicio Académico; porque la identidad de este lugar es clara y poderosa; nuestro corazón es feminista y late a la izquierda y late bien juerte; porque cuando damos función el alma se nos acomoda; porque claramente ya estamos chocheando; porque sonamos de un cursi...”

En primera fila estaba el caricaturista Trino, quien también fue una especie de padrino en los primeros tiempos de El Vicio. Sabedor de sus penurias económicas, les echó la mano e hizo, a precio módico, los logos para el nuevo proyecto.

Se proyectó un video recientemente grabado, en el cual Germán Dehesa habla con Héctor Bonilla en El Vicio. El escritor menciona lo que se vive en el país y el enojo y rabia que siente la población. ¿Cómo es posible que vez tras vez nos pendejeen de esa manera? Somos socios minoritarios de la intolerable destrucción de México, dijo, y añadió que con sólo vivir en el país ya está uno en peligro; con sólo abrir la puerta de la casa. Recapacitó: Es más, si no abres la puerta, también.

Dehesa opinó que a los mexicanos nos encanta esa condición agridulce, chamoy...

Siguió la fiesta, con buena parte de los presentes platicando en el patio y una que otra pareja bailando entre las sillitas rojas y mesitas, bajo la mirada de tantas y tantos actrices y actores mexicanos de la primera mitad del siglo XX, que pueblan las paredes de El Vicio.