Actividades como escuchar radio reprimen la aparición del mal; luego lo activan, afirma
Investigadores de la Universidad Rush hallan reducción en la escala cognoscitiva de 52 por ciento
El trabajo de la institución de Chicago abarcó a personas de 65 años o más
Sábado 4 de septiembre de 2010, p. 2
Chicago, 3 de septiembre. Solucionar crucigramas, leer o escuchar radio como ejercicios para el cerebro ayudan a retrasar la disminución de las habilidades del pensamiento en adultos, pero luego aceleran la demencia, concluyó un estudio.
Los resultados de una investigación del Centro Médico de la Universidad Rush de Chicago, publicados esta semana en la revista Neurología, expresan que dichas ventajas obtenidas en el retraso de la reducción cognoscitiva pueden ser el costo de una demencia más acelerada a una mayor edad.
El estudio, patrocinado por el Instituto Nacional del Envejecimiento y el Instituto Nacional de Ciencias de Salud Ambiental, fue coordinado por Robert S. Wilson, neurosicólogo del Centro para la Enfermedad Alzheimer de la Universidad Rush.
Se evaluaron las actividades mentales de mil 157 personas de 65 años o mayores, quienes al inicio no presentaron demencia durante casi 12 años.
Las conclusiones precisan que las actividades mentalmente estimulantes pueden elevar de alguna manera la capacidad del cerebro para funcionar de forma relativamente normal, a pesar de la acumulación de lesiones que registre asociadas a la demencia. Sin embargo, una vez que se diagnostica este mal los individuos que tienen una forma de vida mentalmente más activa probablemente registren más cambios en el cerebro relacionados con la demencia, comparados con quienes carecen de mucha actividad mental.
Los investigadores observaron que las actividades mentales reprimen el plazo que una persona pasa con la demencia, lo que retrasa su comienzo y después acelera su progreso.
Esto reduce la cantidad de tiempo total que una persona puede sufrir demencia, pero en consecuencia quienes tienen formas de vida mentalmente más activas pueden experimentar un índice más rápido de declinación, una vez que comienza
este problema, precisó Wilson.
Escala de evaluación
Los participantes respondieron preguntas sobre la frecuencia con que participaban de actividades mentales como escuchar radio, ver televisión, leer, jugar juegos de mesa y asistir a un museo.
Para esta escala de la actividad cognoscitiva se fijaron cinco puntos, además de otros proporcionados por quienes hacían más a menudo ejercicios mentalmente estimulantes.
Durante los siguientes seis años el estudio encontró que el índice de declinación en personas sin debilitación se redujo 52 por ciento para cada punto en la escala de actividad cognoscitiva, mientras para los pacientes que ya padecían la enfermedad de Alzheimer el índice medio de declinación por año aumentó 42 por ciento por cada punto en la escala establecida.
Los participantes en la investigación son especialistas con entrenamiento en el diagnóstico, tratamiento y manejo de los desórdenes del cerebro y sistema nervioso, como Alzheimer, epilepsia, Parkinson y esclerosis múltiple.
Los investigadores de la Universidad Rush pertenecen a la Academia Estadunindense de Neurología, asociación que cuenta con más de 22 mil especialistas y profesionales de la neurología, la cual está dedicada a promover la más alta calidad en el cuidado del paciente.