Arriaga, Chis., 28 de agosto. Decenas de indocumentados centroamericanos se manifestaron en esta ciudad para exigir al Estado mexicano garantías de seguridad en su paso rumbo a Estados Unidos, y una investigación exhaustiva para castigar a los autores de la muerte de 72 compañeros masacrados en Tamaulipas.

Miles de migrantes que entran por Guatemala cruzan cada año esta ciudad para tomar el tren hacia el centro del país, para de allí seguir a la frontera norte. En el trayecto, relataron, son víctimas de grupos de la delincuencia organizada, quienes los torturan, extorsionan y explotan laboral y sexualmente.

Pese a la matanza, voy a seguir, me la voy a jugar, la masacre no me va a detener. Si ese es el riesgo que hay que pagar por ayudar a mi familia, lo tengo que pagar, narró Óscar Robles Mata, de Honduras.

Cuando salimos, sabíamos que vamos arriesgando la vida, pero quisiéramos que el gobierno de México garantizara nuestra seguridad, porque no somos delincuentes, no vamos a quedarnos en este país, sólo vamos de paso buscando trabajo, explicó.

Junto con otros centroamericanos, Robles Mata pernoctó en la Casa Hogar del Migrante El Señor de la Misericordia, perteneciente a la Iglesia católica.

Carlos Bartolo Solís, auxiliar en la administración de la casa hogar, dijo que este año casi 5 mil migrantes han recibido alimento y orientación en lo que esperan el tren que sale de la ciudad dos días a la semana, rumbo al centro del país.

Sin embargo, acotó, la cifra de los que duermen a la intemperie, sobre las vías del tren, o en las casas de seguridad que administran los traficantes, es al menos 10 veces mayor. Acompañados por el cura Herman Vázquez, los migrantes provenientes de El Salvador, Nicaragua y Honduras marcharon por las vías del tren.

Ya hay muchas denuncias de organismos humanitarios, sobre lo ocurrido contra los 72 migrantes de Tamaulipas [...]. Gran parte de la sociedad sigue cerrando los ojos ante este fenómeno, no quieren ver los abusos que pasan en México, sostuvo.

Pedimos que el gobierno de mexicano cumpla con la Constitución y con las leyes. Tiene el Estado la obligación de dar seguridad a todas las personas que transitan por el territorio nacional, aun sin documentos, refirió.

Bartolo Solís narró que esta semana llegaron al albergue dos migrantes hondureños que estuvieron secuestrados por el grupo criminal Los Zetas en Tierra Blanca, Veracruz.

Sus familiares en Estados Unidos pagaron mil dólares; los captores los liberaron con la amenaza de que no siguieran adelante. Retornaron a su país, dijo.

Esta semana, ONG que trabajan con migrantes de Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica, Argentina, Colombia, Estados Unidos y México denunciaron que las violaciones a derechos humanos son práctica constante y en crecimiento, ante la ausencia de una política migratoria de atención integral en el país.

En Saltillo piden a sociedad y autoridades mexicanas no tolerar el crimen atroz

Leopoldo Ramos Corresponsal

Saltillo, Coah., 28 de agosto. Unos 250 migrantes centroamericanos marcharon por calles de esta capital en protesta por el asesinato de 72 compañeros en San Fernando, Tamaulipas. Los manifestantes alzaron banderas de sus países, demandaron a la sociedad mexicana no ignorar la masacre y exigieron a las autoridades esclarecer el caso y encarcelar a los responsables.

El grupo fue encabezado por el sacerdote Pedro Pantoja, coordinador del refugio de migrantes Posada Belén, localizado en la colonia Landín, al poniente de Saltillo. Un evento como este no puede pasar inadvertido a la sociedad, se trata de un crimen atroz en contra de personas que solamente buscaban sobrevivir a la pobreza, consideró Pantoja.

Lo que ocurrió en Tamaulipas con nuestros hermanos migrantes no fue un caso aislado, es parte de un problema social que existe en el país y que no ha querido ser visto ni por la sociedad ni por el gobierno. No podemos tolerarlo, lo que ocurrió fue atroz, no debe ser tolerado ni por las autoridades ni por los ciudadanos, añadió.

Los manifestantes son originarios de Honduras, El Salvador y Guatemala. Cerca de las 18 horas caminaron desde Posada Belén y minutos después de las 19 horas llegaron a la explanada de la catedral, ubicada frente al palacio de gobierno, en el centro histórico de Saltillo.

Sin migración no hay nación

Soy persona, no mercancía, Sin migración no hay nación, Merezco vivir, decían algunos carteles que mostraron durante la caminata, a la que se sumaron activistas del Centro Defensor de los Derechos Humanos Fray Juan Larios, vinculado con la diócesis de Saltillo.

El jueves, el obispo de Saltillo, Raúl Vera López, aseguró que el asesinato de los 72 migrantes en Tamaulipas es un acontecimiento característico de holocausto.

Añadió que lo ocurrido pone en riesgo la política migratoria del país y exigió a las autoridades hacer lo necesario para que terminen los abusos en contra de los centroamericanos que de manera ilegal cruzan el país en su intento por llegar a Estados Unidos.