San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, 27 de agosto. Desde su construcción hace más de 15 años se sabía del riesgo en la operación de la pista del aeropuerto de San Cristóbal de Las Casas –cerrado el pasado 21 de julio por la existencia de cavernas–, según un estudio elaborado por expertos del Instituto Politécnico Nacional (IPN) en noviembre pasado.

En el documento se refiere que los procesos de hundimiento provocados por la carsticidad del terreno continuarán hasta llegar a la pista, y generarán en poco tiempo nuevas cavidades que serán un peligro para la aviación, con el riesgo de pérdidas de vidas humanas.

Los especialistas descartaron que la pista aérea sea reparada, pues no resulta viable económicamente como se ha demostrado con las adecuaciones realizadas anteriormente, por lo que recomendaron cancelarlo a la brevedad·

El aeropuerto fue inaugurado en 1998. Su pista mide 2 mil 650 metros de largo por 30 de ancho; se ubica a 20 kilómetros de esta ciudad y desde 2004 se suspendieron los vuelos que realizaba la aerolínea Aeromar. Ahora, autoridades municipales de San Cristóbal buscan convertirlo en aeródromo con vuelos regionales en avioneta.

Según la conclusión de los expertos sobre el área analizada, ésta se caracteriza por tener rocas carbonatas tipo calizas, lutitas y areniscas, cubiertas por arcilla y suelo vegetal; las primeras con alta presencia de carsticidad.

El proceso de carstificación “ha generado colapsos del terreno en la zona de amortiguamiento de la pista de aterrizaje lo que provoca que haya cavernas, dolinas, grietas de disolución, que probablemente pudieran existir desde el Terciario, pues se manifiestan en rocas cretácicas.

Las evidencias de colapsos son más notorias en la parte cercana al corte ubicado al centro de la pista, donde afloran cuerpos de calizas intensamente carstificados, alterados y con alta presencia de incrustaciones de arcilla y materia orgánica”.

Los especialistas sustentaron que el fenómeno de percolación de agua superficial en las partes altas del terreno forma un flujo subterráneo que circula, a través de fracturas, en las rocas carbonatadas, y provoca el acarreo y lavado de materiales finos. El flujo, junto con la disolución de la caliza, genera los hundimientos en las zonas laterales de la pista.

Concluyeron que la carsticidad de la zona es causada por las corrientes de agua subterránea, acelerada por el bióxido de carbono presente en la materia orgánica y la arcilla”; subrayaron que el peso y el impacto de aterrizaje de las aeronaves contribuyen de manera acelerada al proceso de fracturación del área.