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El artista lleva la obra de González Camarena a una visión actual: un país más dolido

Demián Flores propone en Casa Lamm otro significado de La patria

La pintura original pretendía plantear un México próspero, al que se quería llegar después de la Revolución, pero ha sido justo lo contrario, explica

La exposición se inaugura el sábado

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La exposición de Demián Flores viajará a Francia, ya que ese país dedicará 2011 a MéxicoFoto Guillermo Sologuren
 
Periódico La Jornada
Viernes 27 de agosto de 2010, p. 3

La patria (1962), cuadro de Jorge González Camarena (1908-1980), que durante años ilustró la portada de los libros de texto gratuito, sirvió al pintor y artista gráfico Demián Flores como punto de partida para su serie del mismo nombre, que será inaugurada en el Centro de Cultura Casa Lamm (Álvaro Obregón 99, colonia Roma), el sábado 28 a partir de las 11 horas, como parte de la cuarta edición del corredor cultural Roma-Condesa.

Intitulada también La patria, la muestra está integrada por más de 70 piezas, en su mayoría pintura, pero también dibujos, obra gráfica y banderas. A las 13 horas será presentado el libro homónimo, el primero sobre el artista, que aparte de incluir un texto de Christine Frérot en torno a la presente exposición, también contiene un estudio de Fernando Gálvez de Aguinaga, el cual recorre más de tres lustros de su producción.

Para Flores (Juchitán, 1971) la imagen de González Camarena recupera “toda esta tradición que viene de la escuela mexicana del muralismo, sobre todo esta parte de construcción de identidad –de hecho, una parte oficial–, y es una de las últimas imágenes realizadas desde esta estructura justamente institucionalizada.

Es una pintura que parte de alegorías sobre la industria, la cultura, la agricultura; pretendía plantear ese supuesto México moderno y próspero al que se trataba de llegar después de la Revolución; obviamente, con los años nos hemos dado cuenta de que lo que han hecho es justo lo contrario: enterrarlo cada vez más y tener una patria, ya no viva o alegórica, sino más bien herida, cada vez más agonizante, más violenta.

A partir de la imagen de González Camarena, que ya es parte de un sistema de memoria colectivo, Flores creó una serie de 10 pinturas, de 1.80 x 2 metros, a manera de paráfrasis. Revertió los símbolos usados por su autor y los adelgacé hasta perder casi el significado original. Los desdoblé hacia otra visión un poco más caótica, apocalíptica, más acorde a lo que estamos viviendo: un México cada vez más dolido.

Ya que las pinturas se interconectan, pueden verse como un “gran mural, pero a la vez pueden ser fragmentadas y vistas de manera independiente. En cada una está el fondo de la pintura de González Camarena, lo que nos remite a una especie de diario muy gráfico, como esta imagen que se repite –la de los libros de texto– al infinito, con la finalidad de meternos una idea totalmente oficial de la patria. Usé la misma imagen en este sentido de repetición, y uno ve una lectura muy narrativa, que sugiere una transformación entre cuadro y cuadro”.

Dicha temática permitió otras salidas, como una serie de cuadros de pequeño formato, llamada Carteleras, que giran en torno de una especie de carteleras que hay en Oaxaca, depositarios de un imaginario, de un transcurso histórico y cotidiano que es la ciudad. Lo que hice fue desprender estas carteleras y usarlas como soportes adonde se iban a depositar todas esas otras imágenes que provenían de ese sentido de la patria y donde había una suerte de hibridización entre tiempos.

Una tercera sección consta de 40 dibujos montados en forma de políptico, mientras la última consta de un elemento nuevo en el trabajo de Flores: la bandera, que tiene la misma proporción del lábaro oficial. A partir del escudo traté de crear nuevas imágenes que plantearan ese sentido temático. Luego, entregué dibujos míos a bordadoras indígenas para que también hicieran una interpretación.

En Casa Lamm, Flores mostrará seis banderas de una serie de más de 20. El entrevistado anota que la exposición viajará a Francia, ya que ese país dedicará 2011 a México. Allá, la muestra se dividirá en dos bloques: uno se presentará en museos regionales, mientras el 4 de marzo las piezas apegadas a estrategia más contemporáneas serán inauguradas en la galería Talmat de París.

Gálvez de Aguinaga, quien conoce a Flores desde sus respectivos días universitarios, escribió un texto retrospectivo, que recoge el proceso creativo del artista desde sus primeras exposiciones individuales y formas de trabajo, que han variado mucho con el tiempo, aunque ha mantenido ciertos ejes, sus preocupaciones temáticas y conceptuales. Lo que ha variado son las posiciones estéticas para abordar estos temas. Estos ejes son la identidad, para él vital, por su carácter de mestizo, mitad ser urbano del Distrito Federal y la otra con sus orígenes indígenas arraigados en Juchitán.

La gráfica es su estrategia

Agrega que “Demián se inicia siendo muy expresionista en un diálogo con diversas tradiciones orales de Juchitán y demás, pero también empieza una investigación en que uno de sus temas centrales es la gráfica misma, la tradición gráfica de México. La gráfica es también su estrategia para abordar los temas que le llegan a interesar.

Esta estrategia significa entablar un diálogo en sus primeras épocas, por ejemplo, con los sellos y las pintaderas prehispánicas que eran referentes visuales y estructurales compositivos para varias de sus primeras series. Conforme varía su trabajo sigue entablando estas tradiciones por la gráfica, ya sea la culta o las tradiciones gráficas populares que explora, por eso le interesan los espectáculos, como la lucha libre, o los deportes, como el beisbol, de allí que investiga en torno a los impresos de estas manifestaciones. La gráfica de los medios, la que a final de cuentas desarrolló José Guadalupe Posada, de la tradición popular y no artística. Demián voltea hacia ese lado y termina con las tradiciones gráficas populares más actuales, como serían los esténciles.