ues ahora resulta que en Pemex destinan otros 150 millones de dólares a explorar zonas más amplias de las aguas profundas. No les bastan a los funcionarios más de dos años de desastres y ahí van de nuevo. Al fin que lo que les importan son más contratos... y el agradecimiento de los ganadores
de los mismos.
El 19 de marzo de 2008, en la fase inicial de la campaña para promover la reforma
de leyes relacionadas con Pemex, salió en la televisión y en otros medios el espot El Tesoro. Se dice ahí que en las aguas profundas está la mayor parte de las reservas de petróleo de México. Que hay que aprovechar la tecnología del extranjero, dado que nosotros no la tenemos. Y muchas otras mentiras encaminadas a, primero, la aprobación de los cambios legales que se enviaron al Senado, y luego, una apertura a las trasnacionales cada vez mayor.
Lo de las reservas era una gran mentira. Las mismas cifras de Pemex, por ejemplo las del 1º de enero de cada año, clasifican las reservas en las cuatro regiones ya existentes y no dan un solo barril a las aguas profundas, ni a los otros nombres con los que se refieren a ellas, como Golfo de México B
. Entonces, se habló de recursos prospectivos
y de que de esos sí la mayoría estaría en las aguas profundas. Pero esos ni siquiera reservas son, ya no digamos las llamadas reservas probables o posibles.
Como en el caso de Chicontepec, con la diferencia de que en ésta la producción es el 1 por ciento de la nacional y en las aguas profundas no hay ninguna producción, ni se espera oficialmente que la haya en años, lo que sí es cierto es que se va un dineral a las arcas de las trasnacionales. Han pasado años y sigue sin haber ninguna reserva real de petróleo en las aguas profundas. Todas las perforaciones en aguas profundas, con excepción de una en la que sólo se descubrió gas natural, fueron de balde, no se encontró nada. Y con una sola perforación productiva no es posible hablar de reservas. Se requieren varias perforaciones para delimitar los campos.
El derrame del Golfo de México frente a Luisiana, viene a ser un golpe decisivo a esta mitología de El Tesoro, ya golpeada por dos años de experiencias. El encarecimiento adicional que imponen las nuevas y más rigurosas normas a las perforaciones en aguas profundas, hace cada vez más difícil para las autoridades de los diversos niveles seguir adelante con sus mentiras y sus negocios.
Los datos del segundo trimestre y algunos mensuales refuerzan lo que hemos dicho en diferentes artículos. La producción de crudo de Cantarell sigue cayendo, de dos millones 107 mil barriles diarios en 2004, hasta 497 mil en julio pasado, o sea a 23 por ciento del primer año mencionado. Pero Ku-Maloob-Zap (KMZ), de la misma región marítima noreste, que durante un tiempo compensaba parcialmente la caída de Cantarell, ya baja en su producción en los meses recientes, de 858 mil barriles diarios en febrero de este año a 832 mil en julio.
La única zona que sigue aumentando su producción, a pesar de que se le han destinado partes menores del presupuesto, la forman las regiones Sur y Marina Suroeste (RMSO). Son regiones adjuntas, una en tierra y la otra en el mar frente a ella. Esta parte de nuestras regiones petroleras, en el segundo trimestre de 2010, ya produjo 42 por ciento del petróleo crudo del país, frente al 25 por ciento que se extrajo en 2004. En cuanto al gas natural, también produjo 42 por ciento del total nacional. Este sector, formado por las dos regiones, produce el ciento por ciento del crudo super- ligero y 90 por ciento de ligero.
En especial, la parte de la RMSO que colinda con la costa, y que se llama precisamente Litoral de Tabasco, ha dado resultados muy positivos. La producción de crudo entre 2003 y el segundo trimestre de 2010 aumentó 5.4 veces. Y la de gas natural, en el mismo lapso, subió 6.3 veces.
Esto, a pesar de que el número de perforaciones terminadas en 10 años, de 2000 a 2009, en la RMSO, fue de 86. En cambio, en la Región Norte, donde la mayor parte de los pozos se han perforado en Burgos y en Chicontepec, paraísos del contratismo, fueron cuatro mil 815 perforaciones, 56 veces más pozos que los de la RMSO en el mismo tiempo.
Eso muestra dónde sí debe invertirse el dinero, y no agregando a la exploración de las aguas profundas otros 150 millones de dólares.