Recuperación, no crecimiento
No alcanzan las buenas nuevas
Patria y legisladores consumistas
ufórico, tal vez porque no tiene nada de qué presumir, ayer desde temprana hora el inquilino de Los Pinos anunció que habría buenas noticias económicas
a lo largo del día, mismas que se concretaron con la divulgación, por parte del Inegi, del comportamiento del producto interno bruto mexicano en el segundo trimestre del presente año: 7.6 por ciento de crecimiento
en el periodo, que se suma al reporte de enero-marzo (4.3 por ciento positivo) para promediar 5.95 por ciento en el primer semestre de 2010, de acuerdo con la información oficial, lo cual, desde luego, no representa una mala nueva.
Sin embargo, crecer, lo que se llama crecer, no es precisamente el término adecuado para definir lo que registró la economía nacional en los dos primeros trimestres de 2010. En todo caso, sería más real divulgar que en dicho periodo se recuperó parte del terreno perdido tras la catastrófica caída observada entre el último trimestre de 2008 e igual lapso de 2009, la más profunda en ocho décadas, o si se prefiere que con tales resultados se logró tapar sólo una parte del profundo cráter abierto por la crisis del año pasado.
Para celebrar, eufóricos o no, que la economía mexicana reportó crecimiento en la primera mitad de 2010, el registro del Inegi tendría que haber sido superior, así fuera marginalmente, a la caída observada en igual periodo de 2009 (-9.2 por ciento). De enero a junio del presente año dicho registro fue de 5.9 por ciento, de tal suerte que el comportamiento económico se quedó corto por más de tres puntos porcentuales con respecto al terreno perdido en igual lapso de 2009. Así, la economía recuperó parte de lo perdido, pero no todo, ergo no hay crecimiento, no alcanza el resultado.
No es para desanimar a nadie, pero, de acuerdo con las cifras del Inegi, de abril a junio de 2010 la economía mexicana creció
7.6 por ciento. En igual periodo de 2009 el desplome fue de 10.3 por ciento, con lo que el primero de los resultados citados quedó cojo
como para hablar de crecimiento. Lo mismo sucedió de enero a marzo: 4.3 por ciento de avance, contra una caída de 8 por ciento, respectivamente, y en el balance semestral 5.9 positivo contra 9.2 negativo. Qué bueno que se observe mejoría, pero en ninguno de los casos citados alcanza para tapar el hoyo.
Para que el eufórico inquilino de Los Pinos tenga motivos reales para celebrar, la economía mexicana deberá reportar un avance de cuando menos 6.6 por ciento en todo 2010, y para lograrlo en el tercero y cuarto semestre del año deberá registrarse una tasa positiva de 7.3 por ciento en cada caso, algo por demás complicado dada la tendencia y la dependencia mexicana) de la atolondrada economía de Estados Unidos.
Los pronósticos de la Secretaría de Hacienda, el Banco de México y algunos organismos internacionales apuntan a que la economía mexicana reportaría una tasa positiva de entre 4 y 5 por ciento en 2010. De concretarse, no sería un mal resultado, pero de ninguna manera sería suficiente para cubrir el agujero de la crisis, de tal suerte que si bien van las cosas podría hablarse de crecimiento real hasta el primero o segundo trimestres de 2011, siempre y cuando se mantengan los resultados positivos, y sólo para reportar el mismo nivel del tercer trimestre de 2008. Entonces, crecimiento, lo que se llama crecimiento, no. En vía de mientras, van algunas de las cifras económicas divulgadas ayer por el Inegi.
Actividades primarias: con base en cifras preliminares de la Sagarpa, el producto interno bruto sectorial (que incluye al sector agricultura, ganadería, aprovechamiento forestal, pesca y caza) observó un avance de 4.8 por ciento en términos reales y a tasa anual en el trimestre abril junio de este año, asociado al desempeño positivo de la agricultura, reflejándose en una mayor producción de los siguientes cultivos: chile verde, papa, tomate rojo, avena forrajera, uva, alfalfa verde, sorgo forrajero, papaya, tomate verde, manzana, cebada en grano y cebolla. La ganadería también se elevó en el trimestre en cuestión.
Actividades secundarias: el PIB sectorial (integrado por minería; electricidad, agua y suministro de gas por ductos al consumidor final; construcción e industrias manufactureras) registró un incremento a tasa anual de 7.8 por ciento en el periodo de referencia, producto de alzas en tres de sus cuatro sectores: las industrias manufactureras avanzaron 13.4 por ciento; la minería 4.1 (la no petrolera aumentó 21.5 por ciento, mientras que la petrolera retrocedió 0.4 por ciento), y la electricidad, agua y suministro de gas por ductos al consumidor final 2.9 por ciento, en tanto que la construcción se contrajo 1.9 por ciento. Al interior de las industrias manufactureras aumentaron la mayoría de los subsectores que las componen. Sobresalieron los incrementos en la fabricación de equipo de transporte; maquinaria y equipo; equipo de computación, comunicación, medición y de otros equipos, componentes y accesorios electrónicos; industria alimentaria; industrias metálicas básicas; equipo de generación eléctrica y aparatos y accesorios eléctricos; industria del plástico y del hule, y productos metálicos, entre otros.
Actividades terciarias: avanzaron 7.4 por ciento a tasa anual. Destacó por su contribución el PIB del comercio con un incremento anual de 18.9 por ciento; el de transportes, correos y almacenamiento 10.9; servicios educativos 14; de alojamiento temporal y de preparación de alimentos y bebidas 11.5; financieros y de seguros 5.7, y el de información en medios masivos 5.4 por ciento.
Qué bueno, pues, que se observe cierta mejoría (aunque todo apunta a que el segundo semestre de 2010 no será tan benéfico), pero sin duda no es lo mismo que lo mesmo.
Las rebanadas del pastel
Senadores y diputados aprobaron la propuesta económica calderonista para 2010, que incluyó un espeluznante alud de impuestos para los mexicanos de a pie, porque no hay recursos
; aumentaron las tasas de los gravámenes existentes y palomearon la creación de otros; todo, dijeron, por el bien de la patria. Algo perversamente similar cocinan para 2011 (en Los Pinos, San Lázaro y Xicoténcatl), siempre por el bien de la patria. Pues bien, cuando menos los diputados ya definieron qué entienden por patria y en dónde se localiza: mientras millones de paisanos no tienen ni para calzones, los legisladores generosamente se autorizaron un incremento presupuestal cercano a 700 millones de pesos que destinarán, el próximo año, a la compra de automóviles, iPad (obviamente para ellos mismos) y un nuevo tablero electrónico, entre otras menudencias. ¿Algo más, salvadores de la República?