El estrés y la intensa actividad física que conlleva el regreso a clases pueden desencadenar accesos de asma en muchos niños que ya tienen predisposición a la enfermedad, factores que pueden sumarse a la obesidad infantil para aumentar notoriamente la prevalencia del mal.

Durante una charla organizada por la empresa farmacéutica Merck, Sharp & Dohme (MSD) la mañana de este martes, los especialistas Virginia Blandón y Carlos Báez agregaron que el ejercicio aeróbico no sólo no está contraindicado para los niños asmáticos, sino que puede ayudarlos a superar pronto ese mal.

Si bien es cierto que el asma es causado por predisposición genética, y hace al sistema respiratorio sensible a diversos estímulos –polvo, pelo de mascotas, polen, humo de tabaco, actividad física e incluso emociones fuertes–, el tratamiento adecuado debe ser una combinación entre medicamentos antinflamatorios preventivos y ejercicio suficiente.

Aunque hasta el momento no se ha comprobado una relación directa entre el sobrepeso y el asma, ambos factores pueden agravarse si se tiene una dieta rica en grasas y azúcares, y hábitos sedentarios, lo cual ha hecho que dolencias graves como la diabetes tipo 2, la dislipidemia o la hipertensión aumenten entre niños y adolescentes en México.

Por ello, en vez de evitar que los menores tengan actividad física por temor a que el asma se agrave, es necesario que sus padres identifiquen de manera temprana este mal en sus hijos, y combinen el ejercicio con una dieta más saludable y, cuando sea necesario, con la administración de medicamentos antiinflamatorios, en vez de utilizar sólo broncodilatadores inhalados.

El asma, detalló Báez, es una de las primeras causas de ausentismo escolar, trastornos del sueño y hospitalizaciones en el país, aunque cada vez hay más conciencia sobre la gravedad de las enfermedades respiratorias luego de la epidemia de influenza A/H1N1 del año pasado.

Si se detecta a tiempo y hay un tratamiento adecuado –que incluya pruebas inmunológicas individualizadas–, el asma puede tener carácter transitorio en el que prácticamente desaparezcan los síntomas, o se les tenga bajo control por mucho tiempo, señalaron los especialistas.