El miércoles 28 de abril de 2004, el gobierno de Cuba deportó a México al empresario Carlos Ahumada y dio a conocer que durante su reclusión en la isla, el hombre de negocios declaró que los llamados videoescándalos en realidad fue una operación planificada con meses de antelación, con el fin de alcanzar objetivos políticos.

El gobierno mexicano rechazó la existencia de ese complot e incluso la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), encabezada por Luis Ernesto Derbez, pidió a las autoridades cubanas dar a conocer las pruebas según las cuales, Ahumada habría reconocido que la difusión de las videocintas –en las que aparecían colaboradores del entonces jefe de Gobierno de la ciudad de México, Andrés Manuel López Obrador, recibiendo dinero del empresario– se había planeado con anticipación.

El entonces canciller sólo tuvo que esperar seis días para ver una cinta en la que el empresario asegura que no quería soltar los videos de los perredistas que él mismo grabó porque era la única manera de negociar que lo protegieran. Pero agrega que, lamentablemente, termino entregándolos sin obtener la cobertura jurídica ni el apoyo económico que le prometieron.

De sólo cuatro minutos, esta grabación formaba parte de las temidas cintas –de 40 horas– hechas por las autoridades cubanas en los interrogatorios a Ahumada durante su reclusión en la isla.

El breve video fue presentado en una conferencia del ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Felipe Pérez Roque, el 5 de mayo de 2004, tres días después de que el gobierno de Vicente Fox expulsara de México al embajador cubano Jorge Bolaños y retirara a su jefa de misión diplomática en la Habana, Roberta Lajous.