adrid. Los animales domésticos, sobre todo los perros, tienen relativamente buena vida en la capital española. La mayoría suelen tener buenos cuidados, parques con zonas acotadas para su uso y disfrute, y dueños cariñosos. Pero también hay muchos, miles, que fueron abandonados y que hoy viven en una situación lamentable por el hacinamiento y desbordamiento de la única perrera municipal de la región y de las asociaciones civiles de protección a los canes.

El problema ha llegado a tal extremo que la propia Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Comunidad de Madrid lanzó una campaña en toda la región para invitar a la gente a adoptar un perro abandonado, a gastarse mejor los 24 euros que cuesta el requisito de la adopción que los 600 euros por un pedigrí.

La situación está al borde del colapso y se prevé que, como cada año, al final del verano la cifra de perros abandonados aumente. Es práctica habitual que los animales domésticos sean abandonados durante esta época del año por incapacidad de los dueños para hacerse cargo o por simple negligencia a la hora de ejercer su función de amos del animal.

A pesar de que en los dos años recientes se han formalizado casi cinco mil adopciones, hay un problema estructural que todavía no se logra revertir. Se trata de que sigue siendo mayor el número de animales abandonados que el de las adopciones. Por ejemplo, en el trimestre pasado se adoptaron mil 469 perros frente a los dos mil 215 que fueron abandonados. Un desfase que las instituciones públicas y civiles son incapaces de resolver con las precarias instalaciones y escasos recursos de que disponen. Por ejemplo, el centro de refugio de animales abandonados de la Comunidad de Madrid, que abarca 82 municipios, dispone de únicamente 250 plazas.

Armando G. Tejeda, corresponsal