Bogotá, 12 de agosto. Un coche bomba estalló la madrugada de este jueves en Bogotá, con saldo de 10 personas heridas e importantes daños materiales, en un atentado ocurrido a menos de una semana de la investidura del presidente Juan Manuel Santos, quien calificó el ataque de acto terrorista.

El terrorismo lo vamos a seguir combatiendo con todo lo que tenemos a nuestro alcance, dijo Santos al visitar el norte de Bogotá, donde ocurrió la explosión, registrada tan sólo a cinco días después de su toma de posesión.

La explosión ocurrió frente a la estación de radio Caracol por el estallido de un automóvil cargado con unos 50 kilos de explosivo, según el alcalde de la ciudad, Samuel Moreno. Caracol es uno de los dos grandes grupos de radio y televisión privados de Colombia.

El presidente, quien visitó la sede de radio Caracol y conversó con algunos vecinos, explicó que no se habían producido daños estructurales en los edificios aledaños al atentado, pero que el estallido rompió ventanas en más de mil construcciones.

Más tarde, la Dirección de Prevención y Atención de Emergencias dijo que resultaron afectados 11 vehículos particulares, 49 locales comerciales y 333 residencias, y que en total afectó a 266 familias, indicó el diario El Tiempo.

En radio Caracol, gran parte del techo se desplomó y el edificio quedó seriamente dañado, por lo que debió ser desalojado.

El comandante de la policía de Bogotá, César Pinzón, señaló que se investiga el origen y los autores del atentado, y que aún no existe la certeza de que estuviera dirigido contra radio Caracol.

Varios gobiernos de la región rechazaron el atentado, entre ellos el de Venezuela, país que reanudó los lazos diplomáticos con Colombia el martes pasado después de mantener un severo enfrentamiento con el gobierno del ex presidente Álvaro Uribe.

El pueblo y el gobierno venezolanos repudian de la manera más enérgica este acto terrorista contra el hermano pueblo de Colombia y su ferviente deseo de vivir en paz, señaló en un comunicado la cancillería venezolana.

El último gran atentado en Colombia se produjo el 24 de marzo de 2010, en Buenaventura, principal puerto sobre el Pacífico, que dejó nueve muertos. El entonces presidente Uribe atribuyó el atentado a la guerrilla izquierdista de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Una semana antes de la toma de posesión por parte de Santos, las FARC ofrecieron al nuevo presidente comenzar un diálogo de paz, en un video de su máximo jefe, Alfonso Cano.

Santos respondió el día de su investidura que su gobierno no cerrará la puerta a conversaciones con la guerrilla, pero que éstas deben darse sobre las premisas inalterables de la renuncia a las armas, el secuestro, la extorsión, el narcotráfico y la intimidación.