Un futbolista debe reinventarse cuando termina su carrera. Ese día –dice el veterano auriazul Luis Flores– hay que enfrentarse al síndrome de la realidad y volver a ser una persona común y corriente. Si se tiene un colchoncito se puede elegir el camino, aunque casi siempre hay que empezar de cero. Eres muy viejo para el futbol, pero muy joven para arrancar un proyecto nuevo, expresa el ex seleccionado en México 1986.

Algunos hicieron carrera como comentaristas, como Jorge Campos; otros son empresarios, como Jorge Santillana; alguno se dedica a la construcción, como el propio Flores, e incluso hay quien encuentra una nueva vocación en el servicio público, como Adrián Chávez, pero todos comparten la convicción de que hace falta solidaridad entre los compañeros en retiro y en la necesidad de involucrarse en causas sociales.

Ese es el origen de Garra Retro, organización de ex jugadores universitarios que realizará juegos a beneficio de futbolistas en crisis y para hacer labor social. Nació hace más de un año y su acto inaugural será un juego para Mauricio Peña –ex auriazul de la generación de los 80 que padece una enfermedad degenerativa–, el próximo 18 de agosto, en el gimnasio Juan de la Barrera, donde enfrentarán a un equipo de ex americanistas.

No ha sido fácil, reconoce el ex arquero Jorge Campos, pues el proyecto se tenía pensado para principios del año pasado, pero faltaron apoyos para convertirlo en realidad, y la precaria unidad entre futbolistas, sobre todo entre ex jugadores –agrega–, complicaron los planes.

Sólo en los momentos difíciles hay unión, lamenta el ex portero; cada año se retiran futbolistas que deberían sumarse a este esfuerzo. No existen razones para no seguir creciendo, considera.

En este país hay muchas causas por defender y el futbol no es la excepción, dice Santillana, actual encargado de la parte organizativa de Garra Retro. Sabe que existe un prejuicio que señala a los futbolistas como sujetos despreocupados acerca de los temas sociales, por eso –insiste– este tipo de proyectos trata de dignificar la figura del jugador, para demostrar que en el medio hay gente capaz y comprometida con la sociedad.

Por eso, el ex americanista Adrián Chávez, aunque vistió los colores más odiados por los universitarios, está muy involucrado en este proyecto. A sus casi 50 años, dice que este tipo de actividades le confirman que su trayectoria como jugador todavía es útil.

El ex portero trabaja en la Secretaría de Seguridad Pública federal. No extraña la cancha porque dice que se preparó muy bien para el retiro. Sin salario y sin asociaciones que protejan a ex jugadores como él, tuvo que aprender a vivir de nuevo.