Fue la tarde de los pikolines: Marco Antonio abrió el marcador y Alejandro paró un penal
Los auriazules jugaron con nueve canteranos
Tienen ganas, capacidad y talento, señaló satisfecho Vázquez
Es una dolorosa derrota de seis puntos; hubo desorden en el plantel: Meza
Lunes 9 de agosto de 2010, p. 2
Un Pumas con sabor a pikolines se sacudió la hegemonía de Cruz Azul durante siete fechas en torneo regular y liguillas desde hace seis años en Ciudad Universitaria, tras vencer 2-0 a La Máquina con un gol de Marco Antonio Palacios y la detención de un penal de su hermano gemelo Alejandro. La cuenta la completó el juvenil Javier Cortés.
Con el resultado, los anfitriones, que terminaron jugando con nueve canteranos, alcanzaron en seis puntos a los Cementeros que, pese a la caída, se mantuvieron segundos en el tercer sector y a los auriazules sólo le alcanzó para escalar a la tercera casilla, por diferencia de anotaciones.
Los asistentes al México 68 presenciaron cómo los Palacios destacaron con méritos propios, cuando el zaguero se aproximó al área rival para conectar un sólido remate y abrir el tanteador, al minuto 35, justo cuando los celestes dominaban las acciones.
Luego en la segunda parte, en el momento en que su hermano Alejandro, con seguridad, desvió a tiro de esquina una pena máxima cobrada por Christian Giménez. Fue la tarde de los pikolines.
Desde el inicio de las acciones, los visitantes, acaso confiados en la jettatura lograda sobre los de la UNAM, comenzaron a tomar el control de las acciones, pero sin concretar ninguna de las llegadas, aunque hubo un violento disparo de Leandro Augusto que cimbró el marco de Jesús Corona. Pumas comenzó a reaccionar.
El cruzazulino Emanuel Villa soltó una mediavuelta con dirección de portería, pero el guardameta Sergio Bernal evitó que trascendiera, lo mismo en un remate del Chaco Giménez antes de los primeros 15 minutos.
Los dirigidos por Guillermo Vázquez se esforzaban por encontrar la fórmula para armar sus jugadas y penetrar con seguridad la zona cementera, pero sin conseguirlo, aunque las acciones de ambas escuadras agradaban a los aficionados, que seguido saltaban de sus asientos ante la posibilidad del primer gol a favor.
Fue hasta tras una pifia de la zaga de Cruz Azul y en medio de un torbellino que se formó en el área de los visitantes, en un tiro de esquina; Marco Antonio aprovechó para firmar el primer tanto, que en la tribuna fue festejado con el clásico e inevitable ¡“Goya... Goya... Cachún...!
Antes de finalizar el primer episodio, Juan Carlos Cacho tuvo dos oportunidades de abultar el marcador para Pumas, pero sus disparos salieron apenas desviados.
Pese al resplandeciente sol que brillaba en Ciudad Universitaria, grises nubarrones parecían asolar a los anfitriones con la salida forzada por un esguince en el tobillo izquierdo de Sergio Bernal.
La primera atajada del recién ingresado portero (Alejandro) fue salvadora para evitar el empate, cuando el argentino Maximiliano Biancucchi tuvo el de la igualada con la cabeza, pero el arquero detuvo el esférico en la línea de gol.
Para el complemento, Palacios ganaba confianza; salía, despejaba, atajaba con seguridad, pero ni siquiera se imaginaba que el mejor momento estaba por llegar. Primero, detuvo un remate de Javier Orozco y recibió una nueva ovación de los suyos.
Luego, el silbante Ricardo Arellano decretó una pena máxima y el estadio quedó en silencio. El Chaco acomodó el balón, tomó impulso desde atrás y con paso veloz cobró, pero el Pikolín adivinó la trayectoria y alcanzó a desviar el disparo. Entonces el estadio enloqueció.
Todavía los auriazules tuvieron tiempo para dejar caer la guillotina por segunda vez, gracias a la velocidad del canterano Cortés, quien al 85 marcó el 2-0, y a punto estuvo de convertirse en héroe, con una chilena en dirección de gol, que no cuajo, ante unos celestes que no estaban entregados, pero sí desordenados, como reconocería más tarde su técnico Enrique Meza.
Al término del partido, el entrenador Guillermo Vázquez se dijo satisfecho, no sólo por haber interrumpido la racha de derrotas ante Cruz Azul, sino por la actitud de sus jugadores, que son capaces de responder cuando se les necesita, ya que tienen capacidad, ganas y talento
.
Quienes sin duda estaban que no cabían de alegría eran los gemelos Palacios. Sólo el zaguero Marco Antonio habló. Apuntó que la victoria no fue de dos hombres, sino de todo el equipo, aunque él tuvo la suerte de inaugurar el marcador.
Sereno, como es su costumbre, el Ojitos Meza reconoció la dolorosa derrota de seis puntos
y el desorden en el que cayeron sus jugadores, sin demeritar el trabajo bien logrado de los rivales.
Giménez, antes de subir al autobús de Cruz Azul, dijo que de no se confió al cobrar el penal, pero tampoco hizo lo que debía para hacer el gol, aunque no fue el primero ni será el último que falle
.