Terminó el ciclo Al ritmo de la palabra en el Hospital General de Xoco
aliviarel alma de los pacientes
Desde hace más de tres años la Secretaría de Cultura del Gobierno del DF desarrolla el programa Sana, sana... leyendo una plana
El arte ayuda a disminuir el estrés de los enfermos
, dice doctora
Jueves 5 de agosto de 2010, p. 3
Al principio, como a las 10 de la mañana, todos se veían un poco tensos y desconcertados, quizá incómodos y atribulados por sus dolencias; pero minutos después, la mayoría de los pacientes del Hospital General de Xoco obsequiaba aplausos y casi todos llegaban a esbozar alguna sonrisa, en especial cuando oían cosas como:
Defender la alegría como un principio/ defenderla del pasmo y las pesadillas/ de los neutrales y de los neutrones/ de las dulces infamias/ y los graves diagnósticos.
Eso y mucho más decía la lectora Yadira Velázquez en la alargada sala de consulta externa: de Mario Benedetti, pero también de Salvador Novo, de Alí Chumacero, de Gioconda Belli, de Gabriela Mistral y de otros poetas, o de narradores como Mónica Lavín y Felipe Garrido.
Y la voz de ella se intercalaba con las “rolas vaciladoras” y no tanto del músico y compositor Arturo Montes de Oca, quien con su guitarra acompañaba letras suyas como el Blues del hospital, escrita apenas hace unos días en la sala de quemados del Hospital Rubén Leñero, con aportes de los mismos pacientes:
Mientras mi cuerpo se alivia/ un poco de blues en mi alma/ voy a sentir.
Promoción de la lectura
Era la clausura, hace unos días del ciclo Al ritmo de la palabra, que forma parte del programa Sana, sana… leyendo una plana, que a partir de un planteamiento de Paloma Sáiz, desde hace más de tres años desarrolla la Secretaría de Cultura en los nueve hospitales generales y una clínica del sida del Gobierno del Distrito Federal (GDF), como parte de los programas de promoción de la lectura.
Varios de los presentes tenían en sus manos o leían ejemplares de préstamo ubicados en un anaquel, en la sala de consulta externa, mientras otros se relajaban poco a poco al oír las palabras y la música de Velázquez y Montes de Oca.
La lectora compartía textos como Los portadores de sueños, de Belli. Los profetas de la oscuridad se pasaban noches/ y días enteros/ vigilando los pasajes y los caminos/ buscando estos peligrosos cargamentos/ que nunca lograban atrapar/ porque el que no tiene ojos para soñar/ no ve los sueños ni de día, ni de noche
.
Los poemas también incursionaban en otros asuntos, como el amor y el desamor, a la manera de Besos, de Gabriela Mistral; de Amor, de Salvador Novo, o de Poema de amorosa raíz, de Alí Chumacero: cuando azul no era el cielo ni rojas las hormigas./ Ya éramos tú y yo
.
Desde el principio, poco a poco, todo encontró acomodo, y más cuando la lectora y el cantautor pasaron a una etapa más luminosa, como cuando Montes de Oca cantó su rola titulada Bicho Boogi, que recrea un reventón de insectos:
Agarren su pareja, sea discreta o pizpireta/ no se quede de solapa, no le juegue al tío Lolo/ este baile está cotorro y no termina hasta caer.
En una pausa, ya en confianza, Montes de Oca dijo a su paciente público de pacientes que con el espectáculo se trata de aliviar un poco el alma a través del arte, la poesía, la narrativa, junto con la atención médica que recibirán
.
Expresiones de agradecimiento
Al final, Yadira Velázquez, quien trabaja en Xoco como lectora de poesía para los enfermos visitantes e internados –de lunes a jueves, y los viernes en una de las sedes de la Unidad de Atención para Prevenir la Violencia Intrafamiliar, del Gobierno del Distrito Federal–, comentó anécdotas diversas, y aseveró que la gran mayoría de los pacientes le expresan agradecimiento por sus lecturas.
Sobre todo las señoras de la tercera edad, quienes hasta me cuentan cuentos que les contaron de niñas
, dijo. Mientras, la doctora María Guadalupe Flores Alcántar, jefa de Enseñanza e Investigación del hospital, comentó que la música y la poesía ayudaban a disminuir el estrés de los enfermos.
Me gustó, está bien
, dijeron de manera escueta algunos de los pacientes o acompañantes de ellos.
En contraste, un grupo de señoras mostró más alegría benedittiana y otros de plano se acercaron a la lectora de poesía para preguntarle sobre algunos textos y escritores.