El general Jesús Gutiérrez Rebollo, quien lleva 13 años preso por dar protección al cártel de Juárez, perdió por segunda ocasión la posibilidad de terminar su condena en prisión domiciliaria.

Fuentes judiciales revelaron que el juzgado cuarto de distrito de procesos penales federales en el Distrito Federal resolvió que, debido a que el militar ya fue sentenciado, no aplica a su favor el beneficio del artículo 55 del Código Penal Federal.

Gutiérrez Rebollo pretendía el beneficio de la prisión domiciliaria para abandonar el penal federal de El Rincón, ubicado en Nayarit, donde actualmente permanece encarcelado.

En su resolución, la juez Taissia Cruz consideró que el general –de 74 años– no acreditó la senilidad que establece la ley para tener derecho a purgar su condena en un domicilio particular.

Al militar le colocaron recientemente un marcapasos, además de que es diabético. La juzgadora valoró dictámenes que destacan que Gutiérrez Rebollo conserva una memoria lúcida y un coeficiente intelectual superior al término medio.

Estallido controlado

Por otra parte, autoridades policiacas de El Paso, Texas, hicieron estallar de manera controlada un artefacto presuntamente explosivo que desconocidos colocaron al filo de las 6 de la mañana de este martes sobre el puente internacional que inicia en la avenida Lerdo de Ciudad Juárez. El paquete explosivo se halló del lado estadunidense del puente, sobre la zona de una línea de cruce rápido.

Fuentes de la Policía Federal informaron que personal de las garitas del cruce internacional de la avenida Lerdo advirtió que había un artefacto explosivo en el puente. Los informantes sostuvieron que autoridades policiacas de Estados Unidos se coordinaron con las de México, y pidieron desalojar las instalaciones y evitar que cruzaran vehículos, situación que duró cuatro horas antes de abrir el puente, lo que afectó a miles de personas.

En tanto, personas no identificadas dejaron en el bulevar Libramiento Aeropuerto de Juárez una bolsa de plástico de la que salía sangre, y a menos de 30 metros de distancia, un vehículo abandonado con las puertas abiertas y el motor encendido.

Personal de la Policía Federal se hizo cargo de la situación para descartar la presencia de explosivos y finalmente reportó que la bolsa sangrante contenía un perro muerto.