Desarrollo
Martes 3 de agosto de 2010, p. 23
Contratistas y firmas de diseño chinas han entrado con fuerza en el mercado internacional. En la construcción –una de las industrias más importantes del mundo pues representa 10% del PIB global–, ese país representa la sexta parte de toda la actividad. La mayoría de los proyectos contratados con empresas chinas se dan donde más se necesita mejorar: en el mundo en desarrollo, sobre todo dando forma al paisaje en los países emergentes de Asia y África. El sólido crecimiento chino tiene todavía terreno para extenderse mediante la construcción de infraestructura y diseño de proyectos en el exterior.
Pese a numerosos logros en el frente doméstico, los contratistas chinos son más o menos recién llegados al escenario global. En tiempos anteriores la política oficial y la fragmentación de la industria retrasaron el surgimiento de las capacidades chinas en la construcción internacional. En la década de 1980 se aplicó una reforma que permitió la licitación de proyectos de construcción. Este paso originó un cambio en la industria: además de crecer más en lo interno, constructores chinos se aventuraron al exterior. Los ingresos internacionales se mantuvieron debajo de 3 mil mdd en 1989, pero tres años después habían llegado a 5 mil mdd. La admisión de China en la Organización Mundial de Comercio, en 2001, fue un catalizador aún más grande para los contratistas de ese país, cuyas ganancias en el extranjero se han elevado más de 10 veces desde entonces.
Siendo ella misma una nación en desarrollo, China ha mostrado gran dinamismo en cambiar el paisaje urbano y la infraestructura de otras economías emergentes, en particular en Asia y África.
Con 57 mil mdd en ingresos de contratistas, China ha sido la locación prevaleciente de los proyectos contratados. Las empresas de ese país han sido por abrumadora mayoría las constructoras de elección para Hong Kong y Singapur, debido tanto a la afinidad cultural como a su proximidad con tierra firme. Sin embargo, los mercados asiáticos más prometedores hoy día se encuentran en los países en desarrollo de la Asociación de Naciones del Sureste de Asia (ASEAN, por sus siglas en inglés).
Vietnam e Indonesia son las naciones de la ASEAN con desarrollo más rápido de infraestructura y, como tales, han sido importantes mercados para contratistas chinos. China tiene actualmente la tercera parte de la industria de la construcción vietnamita, cuyo valor se estima en 6 mil mdd, enfocada en proyectos ferroviarios, portuarios y energéticos. El mercado indonesio, mucho más grande –se calcula en 38 mil mdd–, ha proporcionado enormes contratos para proyectos de infraestructura a empresas chinas, con no menos de nueve plantas de energía, entre otros actualmente en construcción.
Quedan otras buenas noticias para contratistas chinos en la ASEAN. A principios de este año, el tratado de libre comercio entre China y esa asociación entró en pleno vigor. Para cimentar aún más su compromiso de expandir la actividad económica entre los países del sur de Asia, China firmó un acuerdo para iniciar un fondo de cooperación en inversión de 10 mil mdd, junto con una línea de crédito comercial de 15 mil mdd, destinada específicamente al desarrollo de infraestructura.
Ubicados en primer lugar en participación en el mercado africano, los contratistas chinos –activos en 53 de las 57 naciones de África– tienen un papel de liderazgo en el desarrollo del continente. Un 80% de los proyectos chinos allá se relacionan con infraestructura básica, y muchos contratos se han recibido mediante iniciativas de dependencias gubernamentales y financiado con donaciones. Canales diplomáticos, ayuda económica y reputación de calidad han contribuido a la expansión de contratistas chinos en África.
Varios rasgos esenciales dan a los contratistas chinos ventaja sobre sus competidores, la mayoría occidentales, en el mundo en desarrollo. La principal es el costo: la mano de obra china cuesta apenas 5% de la de sus contrapartes de Estados Unidos y Japón. Además, las firmas chinas pueden obtener a bajo precio suministros como generadores, turbinas y cemento de fabricantes de su país, y transferir enormes ahorros en costos a sus clientes de naciones en desarrollo.
La experiencia y adaptabilidad de los contratistas chinos confiere otra ventaja en esas naciones. Con frecuencia las compañías llevan al sitio muchos de sus propios trabajadores, que primero son capacitados en su país. Esta experiencia y capacitación eleva el nivel de destreza de los contratistas chinos más allá del de sus competidores. El incremento de la inversión directa china también ofrece oportunidades, pues las firmas chinas de otros sectores con frecuencia recurren a sus compatriotas para sus proyectos de construcción en el extranjero.
Retos del futuro
Las firmas chinas de diseño e ingeniería serán parte de la próxima ola del desarrollo chino en el exterior. Aunque aún van a la zaga de sus contrapartes del sector de la construcción, debido a la incompatibilidad de las normas chinas con las de otras naciones, también en eso mejoran con rapidez.
Las firmas chinas de diseño han aprendido de la participación extranjera en su país, la cual se incrementó sustancialmente en los meses anteriores a los Juegos Olímpicos de Pekín. Ese encuentro deportivo mejoró el conocimiento de las técnicas más innovadoras y modernas, lo cual contribuirá en grande a la capacidad de competir por proyectos en las industrias petroquímica y metalúrgica, en las cuales el conocimiento de las complejidades de los componentes de alta tecnología de fabricación especial no se pueden transferir con facilidad entre entidades contratistas.
Una ola de ingenieros recién egresados impulsa la transición de las firmas chinas de diseño. La adición de nuevas mentes elevará el repertorio innovador de los diseñadores y contratistas de esa nación. Al mejorar las capacidades de diseño, y por medio de sus distinguidos contratistas, China está lista para influir el desarrollo económico internacional. Como expresó alguna vez el economista Jeffrey Sachs, China lee menos la cartilla y ayuda más
. Hace mucho tiempo que el objetivo de los líderes del mundo ha sido erradicar la disparidad en los niveles de vida y borrar la división entre las economías desarrolladas y en desarrollo. Con sigilo y sin obtener mucho reconocimiento, los contratistas y firmas de diseño chinos empujan haciendo su parte, un ladrillo por vez.
Fuente: EIU
Traducción de texto: Jorge Anaya