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Dialogarán durante dos días en Los Ángeles para encarar la problemática

Busca la izquierda latinoamericana crear un frente común ante el fenómeno migratorio

Consideran que los demócratas estadunidenses han hecho más daño que los republicanos

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Periódico La Jornada
Lunes 2 de agosto de 2010, p. 10

Los Ángeles, 31 de julio. ¿Tiene la izquierda latinoamericana una idea compartida frente al fenómeno migratorio? Al menos la busca ya, según declaran delegados venidos de varios países del continente, en representación de partidos que integran el Foro de Sao Paulo.

El foro ha entrado a las entrañas del enemigo, y tenemos el reto de extender nuestra presencia, de continuar con estas reuniones en Washington y en Nueva York, dice la diputada salvadoreña Karina Sosa.

Más allá de la retórica antimperialista, los delegados se preguntarán durante dos días cómo construir una visión común, de izquierda, progresista, que alimente la estrategia del movimiento migrante, según resume Saúl Escobar, secretario de relaciones internacionales del Partido de la Revolución Democrática (PRD).

El encuentro es organizado por el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN) de El Salvador; el Partido de los Trabajadores (PT), de Brasil; el Partido Comunista, de Estados Unidos; la Alianza Nueva Nación, de Guatemala, y el PRD. A pesar de que el foro de Sao Paulo existe desde hace 20 años, apenas en noviembre pasado realizó una primera reunión en Estados Unidos (en San Francisco) sobre el tema migratorio. Era una gran falta que estamos subsanando ahora con nuestra presencia en Los Ángeles, dice Escobar.

El panorama que pintan mexicanos y centroamericanos es muy similar. En todos los casos, entre 10 y 25 por ciento (El Salvador) de la población ha emigrado a Estados Unidos. En todos los casos, las economías nacionales dependen en buena medida de las remesas de los migrantes.

El canto distinto, en este caso, corre por cuenta del delegado del Partido de los Trabajadores, de Brasil, Antonio Marques, quien hace un recuento que arranca con el triunfo de Luiz Inacio Lula da Silva en 2002, con 80 millones de votos, y presume el aniquilamiento definitivo de la clase miserable en su país, con el programa Hambre cero, además de augurar, con datos de las más recientes encuestas, un tercer gobierno de la izquierda en Brasil.

Las afirmaciones del delegado brasileño emocionan a la concurrencia, en su mayoría activistas del área de Los Ángeles y alrededores, que se sienten así parte de la problemática y la lucha latinoamericana, como dice uno de los asistentes.

Al hacer un repaso de los avances de un esfuerzo que da sus primeros pasos, el mexicano Escobar plantea que la relación de los partidos de izquierda con las organizaciones de migrantes puede, entre otras cosas, propiciar “que haya iniciativas legales y de gobierno más acordes con las realidades de los migrantes aquí y en sus países de origen.

Estamos aquí con el afán de que los migrantes sepan que los acompañamos en este momento en que, paradójicamente, están bien y mal. Bien, porque el movimiento inmigrante ha avanzado y crecido como nunca. Y mal, porque justo ese avance ha despertado una terrible reacción de la derecha, ha alimentado el odio racial y la xenofobia, sigue Escobar.

A lo largo de dos días, los representantes de los partidos informarán de la situación en sus respectivos países, y los locales de la situación del movimiento migrante, con la ley SB 1070 como telón de fondo y las elecciones de noviembre como horizonte inmediato.

La presencia de representantes de El Salvador es especialmente importante, pues por estas fechas se celebra acá el Día del Salvadoreño, con pachanga pública en un parque del centro de la ciudad, películas, canciones y pupusas (tortillas de maíz).

Pero la fiesta no es motivo para el optimismo. La diputada Sosa, del FMLN, da una larga explicación que podría resumirse en una frase: Mauricio Funes ganó la presidencia, pero no el poder en El Salvador.

“Ganamos las elecciones, pero no ganamos el poder mediático, no ganamos el poder económico, no ganamos la mayoría del Congreso. Tenemos una Corte Suprema de Justicia con mayoría de la derecha. Por eso decimos que este es un gobierno de transición. No tenemos la totalidad del poder. Lo que encontramos es un aparato estatal completamente quebrado, la corrupción enquistada en todas partes…”

El poco margen de maniobra de Funes, dice la diputada, propicia que los avances no puedan ser espectaculares, pero aún así se han buscado cambios en la relación con los inmigrantes. Se ha buscado, ejemplifica, cambiar el énfasis de los consulados que bajo los gobiernos de Arena dedicaban 80 por ciento de su trabajo a la emisión de pasaportes y otros trámites consulares. Se está avanzando en poner en el centro la protección de la gente. En esa línea se inscribe el establecimiento de un consulado integrado en Arriaga, Chiapas, justo el lugar donde se registran más abusos contra los migrantes centroamericanos.

De algo deben servir estas reuniones, porque aquí la diputada salvadoreña conoce a dirigentes del Frente Indígena de Organizaciones Binacionales que están por abrir una Casa del Migrante, en el istmo oaxaqueño, para dar atención a nuestros hermanos centroamericanos.

El encuentro, denominado Por los derechos de los inmigrantes, tiene un ritmo marcado por las historias de los asistentes: indígenas quichés de Guatemala, trabajadoras de la limpieza que promueven la inscripción en el padrón electoral estadunidense, dirigentes del movimiento de ex braceros y seguidores del presidente Hugo Chávez.

La parte académica corre a cargo del profesor Alfonso González, de la Universidad de Nueva York. Nacido en Tijuana pero criado en el área de Los Ángeles, González sostiene, entre la aprobación de la concurrencia, que los demócratas han hecho más daño que los republicanos a nuestra gente. Barack Obama ha puesto en marcha la legislación 287g, ha mandado más tropas a la frontera, ha aumentado las deportaciones; no hay un cambio sino una profundización de la política antinmigrante.

Los gringos, dice, quieren el agua, el petróleo, todos los recursos latinoamericanos, pero no a los latinoamericanos. Les encanta Taco Bell, pero nos odian.

Pero no sólo a los gringos les va mal. El representante del PRD tiene que salir al paso de los constantes reclamos de los centroamericanos por el maltrato que sufren los inmigrantes en su paso por territorio mexicano. Ni modo de negarlo. A veces nos da vergüenza cuando en México hacemos lo mismo o cosas peores contra los migrantes centroamericanos. Pero recuerden, compañeros, que nosotros no tenemos el gobierno federal.