Domingo 1º de agosto de 2010, p. 14
Las violaciones a los derechos humanos de los pueblos originarios son una constante en el país, aseguró Juan Ortiz Magos, responsable de la pastoral indígena de la Basílica de Guadalupe, quien lamentó la existencia de discriminación en contra de su cultura y fe, así como que se les niegue su derecho a la tierra, a la justicia y al bienestar económico.
Durante el octavo aniversario de la canonización de Juan Diego Cuauhtlatoatzin y de la peregrinación que se realizó por ese motivo en la Basílica de Guadalupe –celebración en la que participaron representantes de más de 25 comunidades indígenas del país–, el sacerdote precisó que los atropellos a los indígenas no sólo ocurren en comunidades aisladas o rurales, sino también en las ciudades, donde se les menosprecia y encarcela por delitos que no han cometido.
Hay violación a sus expresiones culturales, a su fe, a su derecho a la tierra (...) continúan siendo los más pobres y nadie ve por sus derechos; sólo se les ponen obstáculos, los meten presos, los llevan a tribunales sin que sean culpables; yo he estado en el penal de Texcoco y he mandado cartas (a las autoridades) dando fe de que en algunos casos no hay delito que perseguir
.
Acotó que en ciudades como el Distrito Federal, a donde han migrado unos 2 millones de indígenas, el rechazo y la burla de la población es permanente, al grado que eluden reconocerse como integrantes de pueblos originarios. Añadió que una de las principales labores de la pastoral indígena (que nació tras la canonización de Juan Diego) es hacerles tomar conciencia de su valor como personas, de su cultura y también incidir para que sean sujetos de evangelización y no objetos
.
Resaltó que el trabajo se centra en hacerles ver que son capaces de vencer los obstáculos y en que tengan como modelo de perseverancia a Juan Diego, así como proporcionarles, a través de instituciones sociales, ayuda en materia de salud y educación.
Durante la homilía, el cardenal Norberto Rivera Carrera llamó a los mexicanos a oponerse a la violencia y la injusticia
, a convertir su corazón y a luchar con honestidad y rectitud
, para construir una verdadera civilización de amor
.
Luego de remarcar que la Guadalupana forjó esta patria desde aquel 12 de diciembre de 1531
, exhortó a no dejarse amedrentar para buscar la libertad.