A manera de conmemoración del bicentenario de la Independencia y del centenario de la Revolución, ayer se inauguró en el Jardín Hidalgo del centro de Coyoacán una exposición con reproducciones fotográficas de algunos de los murales realizados por Diego Rivera en la Secretaría de Educación Pública, en los años 20 del siglo pasado. Como se sabe, en ellos está plasmada una suerte de crónica pictórica de la gesta revolucionaria iniciada en 1910.

Son 12 los paneles reproducidos en su tamaño original los que conforman la muestra: tres en los portales del edificio delegacional y nueve en el kiosco situado al centro del jardín. Otros 17 se exhiben desde ayer en las instalaciones del Centro de las Artes de Santa Úrsula Coapa. Ambas, fueron inauguradas por el jefe delegacional Raúl Flores.

La muestra lleva por título Diego Rivera:, artista de la Revolución. En la inauguración estuvo presente Guadalupe Rivera Marín, hija del muralista, quien subrayó la importancia del trabajo de su padre en la divulgación de esa parte de la historia del país: Son la crónica más exacta de la Revolución Mexicana.

La ex senadora lamentó, no obstante, las dificultades del público para visitar en estos momentos los murales originales, debido a que se encuentra cerrada la entrada principal al edificio de la SEP (como resultado de los daños que sufrió la puerta a principios de junio, durante una manifestación de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación).

Antes, Rivera Marín evocó la inolvidable noche del 15 de septiembre de 1945, que pasaron su padre y Frida Kahlo, al caminar entre los puestos de comida: Toda la gente nos veía y nos saludaba. Entramos a la carpa y subimos a la rueda de la fortuna: a Frida se le voló el vestido y se le vieron las piernas.

En otra parte de su intervención recordó que un 30 de julio fue fusilado Miguel Hidalgo y Costilla, al que le debemos lo que somos, esta patria que no debemos dejar morir.

La escritora Laura Esquivel, directora de Cultura de la delegación Coyoacán, sostuvo que tanto Diego Rivera como Frida Kahlo integran una parte fundamental del espíritu de México y muy particularmente del de Coyoacán.

En cuanto a los murales de Rivera, son modernos códices que nos siguen hablando en nuestra lengua materna, son la herencia que compartimos, ellos nos contienen y con ellos podemos mirar nuestra realidad.

Cada mural es un pedazo de nuestra memoria: cantan, gimen, vomitan, estallan nuestra historia como un cohete en el cielo que invoca la eternidad de nuestro ser, luz eterna y fugaz, así de permanente, así de fugaz.

Entre los paneles reproducidos y exhibidos en Coyoacán, están El sueño (La noche de los pobres), La trinchera, Un sólo frente, A trabajar, El pan nuestro y La unión. Antes estuvieron en el patio central del edificio del Senado, institución que patrocinó la reproducción y ahora los presta para la muestra en Coyoacán.

Carlos Navarrete, senador del Partido de la Revolución Democrática y presidente de esa cámara, señaló por su parte que hablar de Diego Rivera es hablar también de su trayectoria política: No podemos separar su historia como artista, como muralista, de su historia como hombre comprometido con las causas más grandes del pueblo mexicano; de su ardua militancia en el Partido Comunista Mexicano, que fue semilla de muchos partidos posteriormente, entre otros, del que hoy gobierna la ciudad de México; venimos de esa semilla y recuperar los murales de Diego es recuperar una parte importante de la historia del país.

Las reproducciones de los murales de Rivera permanecerán en Coyoacán y en el Centro de las Artes de Santa Úrsula Coapa hasta el 27 de agosto, para después iniciar un recorrido por distintos lugares, incluido el senado ruso con sede en Moscú.