La acción, al parecer, es de la guerrilla de Kabardino-Balkaria
Dinamitada, la sala de turbinas de la presa; dos guardias fueron ultimados
Jueves 22 de julio de 2010, p. 26
Moscú, 21 de julio. Tras matar a dos guardias, un comando de islamitas radicales atacó la madrugada de este miércoles la hidroeléctrica de Baksán, en la república norcaucásica de Kabardino-Balkaria, y dinamitó la sala de turbinas, destruyendo parcialmente la planta.
La presa –que almacena el agua del río homónimo, afluente del Terek, uno de los más importantes de la región– no sufrió daños y ello evitó que se produjera una catástrofe mayor, como hubiera sido la inundación de los poblados cercanos, tal vez el verdadero objetivo del ataque.
Entre cuatro y seis hombres armados –según la versión preliminar dada a conocer en Moscú por el vocero de la procuraduría rusa, Vladimir Markin– irrumpieron a primera hora de hoy en la hidroeléctrica de Baksán, mataron a dos guardias y, luego de golpear al jefe de turno y un trabajador, maniataron al personal civil.
Colocaron varias cargas explosivas en la hidroeléctrica. A las 5:20 horas de la mañana estallaron dos en la sala de turbinas y, poco antes de las 6, otras dos, en la sección de transformadores. Una quinta bomba fue desactivada por artificieros de los servicios de seguridad
, informó Markin.
Las explosiones provocaron un incendio en tres pisos de la sala de máquinas, que se logró sofocar horas más tarde
, agregó.
RusHydro, el consorcio público que tiene a su cargo la gestión de la hidroeléctrica atacada, aseguró en un comunicado que los habitantes de la región no padecieron cortes en el suministro de electricidad, debido a que la central de Baksán es de reserva y tiene, con 25 megavatios de potencia, relativamente poca capacidad.
Hasta el momento nadie ha asumido la autoría del ataque, si bien todos los indicios apuntan que fue obra de la guerrilla islamita radical de Kabardino-Balkaria que, tras la muerte de Anzor Astemirov, el pasado 24 de marzo, encabeza Asker Dzhapuyev.
Cabe recordar que cinco días después ocurrieron los atentados suicidas en el Metro de Moscú que el líder de los separatistas de Chechenia, Doku Umarov, dijo haber ordenado como represalia por la muerte de Astemirov.
De un tiempo para acá, se observa una cada vez más estrecha coordinación entre los islamitas radicales del Cáucaso del Norte –sobre todo de Daguestán, Ingushetia y Kabardino-Balkaria– y los separatistas chechenos.
En ese contexto se inscribe la reciente detención en Daguestán de un grupo de seis viudas negras
–como se conoce aquí a las esposas o hermanas de guerrilleros muertos–, que estarían preparándose para cometer atentados suicidas en diferentes partes de Rusia en cumplimiento de una orden de Umarov, quien también reiteró su amenaza de atacar infraestructuras estratégicas
rusas.
Entre las presuntas atacantes, cuyas edades van de los 15 a los 29 años, figura Zaira Akayeva, viuda de Mahomed Ismailov, muerto en noviembre anterior, que habría recibido la misión de atentar a finales de julio en algún sitio concurrido de Moscú
, según se filtró a la prensa local.