La prevención y concienciación en la comunidad es más importante que la intervención posterior a situaciones de desastre, expresa Miriam Martínez Garza, coordinadora de Desarrollo Cultural Infantil del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA).

Con ese propósito se busca formalizar el programa Brigada de intervención en situaciones de emergencia a través de los lenguajes artísticos, para que actué de manera permanente a escala nacional y apoye a los niños, quienes necesitan mayor atención para recuperarse luego de una emergencia.

Ante un desastre natural es inevitable que el instinto de supervivencia sea el que predomine. Se piensa en la vivienda, la ropa, el alimento; imposible considerar necesidades de otro tipo, como la cultura, cuando no se tiene ni para comer.

Sin embargo, el arte puede servir como catarsis cuando la angustia colma los pensamientos. Esto es lo que anima ese proyecto del CNCA, por conducto de un área especializada para niños.

La brigada pretende ayudar a los pequeños para que expresen sus emociones tras ser afectados por terremotos, inundaciones o huracanes.

El arte tiene un poder terapéutico, pues ayuda a los niños a que tengan voz dentro de la comunidad, que expresen sus necesidades y también ayuda a crear redes dentro de la sociedad, asevera Martínez Garza.

Artistas, sicólogos y pedagogos se han unido a la iniciativa del CNCA, que por medio de obras de teatro, lecturas, talleres de artes plásticas y funciones de titiriteros intenta convertirse en un paliativo terapéutico para que los infantes se sobrepongan luego de un desastre natural.

Actualmente las brigadas colaboran en la castástrofe que vive Monterrey, debido al huracán Álex. Carmen Junco, titular el Consejo para la Cultura y las Artes de Nuevo León, dirige un equipo de especialistas capacitados en el diplomado Arte como terapia, impartido por Alas y Raíces en colaboración con la Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco, que ha ayudado a mil 800 personas de los 14 albergues para damnificados, detalla Martínez Garza.

En el ámbito nacional, el programa tiene como antecedentes el trabajo de la Secretaría de la defensa Nacional en las salas de lectura, así como el que se realizó cunado las inundaciones en Tabasco, en 2007.

En el plano internacional, se tiene la experiencia del pueblo salvadoreño, que tras el terremoto de 2001 recurrió a la lectura para sanar emocionalmente a las víctimas.