erecedor recientemente de los premios Reina Sofía y Cervantes, el escritor José Emilio Pacheco se une a la celebración comunitaria por el septuagésimo cumpleaños del maestro Francisco Toledo, y lo hace con un poema, el cual fue enviado para la ocasión a La Jornada y que a continuación se reproduce
De Rubén Darío a Francisco Toledo.
(A la manera de Goya, en Cantos de vida y esperanza, 1906.)
En la noche mexicana
Brilla entre su luz arcana
Nuestra señora la Iguana.
Con el don extraordinario
Que hace al dibujo incensario
En el altar del bestiario,
Subes al mundo animal
Y con sangre de copal
Lo vuelves más hondo y real.
En tu jardín infinito
Consuma el arte su rito,
Se hace flor y canto el mito.
Tu línea al mundo ironiza,
Canta a la vida en su liza
Perpetua con la ceniza.
Desde aquí ves la otra orilla,
No ésta en que todo se astilla
En sangre y en pesadilla.
Ante el peso del dolor
Das a la noche el fulgor
Que enciendes con tu color.
Y contra el lastre satánico
Del caos que engendra pánico
Te alzas, actual y prehispánico.
Pintor y mago y profeta,
Chamán, místico, poeta:
El infinito es tu meta.
Engrandeces lo pequeño,
Del mundo entero eres dueño,
Con tierra tejes tu sueño
En tu obra intensa y genial,
Toledo, artista ritual,
Oaxaqueño universal.
(José Emilio Pacheco. De Como la lluvia, 2010.)