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Lanzamiento en la UNAM de 2010 como año Internacional de la Biodiversidad
Milpa en el campus Edelmira Linares*, Robert Bye* y Elena Álvarez-Buylla** A iniciativa de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, la Organización de las Naciones Unidas declaró al 2010 el Año Internacional de la Biodiversidad. Es una celebración que busca difundir información, promover la protección de la diversidad biológica y estimular a las organizaciones, instituciones, empresas y público en general a tomar medidas directas para reducir la pérdida constante de la diversidad biológica global y local. Esto debe llevarnos a aumentar la conciencia, sensibilizarnos y mejorar el conocimiento de la sociedad sobre la importancia y acciones para la conservación de la biodiversidad, y las amenazas que enfrenta. El primer evento y lanzamiento de esta celebración fue: La Milpa: Baluarte de Nuestra Diversidad Biológica y Cultural. Se realizó del 21 al 23 de mayo de este 2010, en la explanada de la Biblioteca Central de Ciudad Universitaria. Participaron 34 grupos de investigación de 28 dependencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), tanto del área de ciencias como de humanidades. Todos rindieron homenaje a la milpa, que es baluarte de la biodiversidad, sustentabilidad y seguridad alimentaria de México y el mundo. Otras cuatro universidades, diversas organizaciones campesinas, asociaciones civiles e instancias gubernamentales se sumaron y el evento se convirtió en un hecho sin precedentes. ¡La milpa no sólo es maíz! y por ello Armando Bartra (Revista Ciencias, 92-93, marzo, 2009) nos dice: “Más que hombre de maíz, los mesoamericanos somos gente de milpa. Es la nuestra una cultura ancestral cimentada en la domesticación de diversas plantas como maíz, frijol, chile, tomatillo y calabaza que se siembran entreveradas en parcelas con cercos de magueyes o nopales, donde a veces también crecen ciruelos, guayabos o capulines silvestres y donde se recogen quelites. Milpas que junto con las huertas de hortalizas y de frutales, con los animales de traspatio y con la caza, la pesca y la recolección, sustentan la buena vida campesina. “En rigor, los mesoamericanos no sembramos maíz, hacemos milpa, con toda la diversidad entrelazada que esto conlleva. Y la milpa –sus dones, sudores y saberes– es el origen de nuestra polícroma cultura. No sólo la rural, también la urbana; que los pueblos son lo que siembran y cosechan, pero también lo que comen y lo que beben, lo que cantan y lo que bailan, lo que lamentan y lo que celebran. Pero no hay milpa sin cuitlacoches y en la última década el sustento histórico de nuestra identidad está en entredicho. Asia es impensable sin arroz y Europa inconcebible sin trigo, como Mesoamérica lo es sin maíz, pero aquí ya tenemos que importarlo”.
Por ello es que la celebración de la milpa implica uno: reivindicar esta forma de producción campesina, respetuosa del medio ambiente, con sus ciclos, equilibrios y límites, que a la vez que permite una producción de alimentos sanos y diversos, respeta la biodiversidad local y promueve la diversidad agroecológica y cultural. Y dos, la urgencia de rescatarla y reinventarla, pues es una de las pocas opciones para la conservación de la biodiversidad y también para recobrar la soberanía alimentaria y laboral de México. A lo largo y ancho de la República encontramos milpas que son tan diversas como las razas y variedades de maíz, calabaza, frijol, chile, y demás elementos que las conforman. Estos sistemas han ido evolucionado a lo largo de muchos años; los campesinos han venido experimentando y adecuando la milpa a las condiciones ambientales y necesidades alimenticias y culturales locales. Las milpas son policultivos, que a diferencia de las siembras extensivas de monocultivos agroindustriales, hacen un uso muy eficiente de los recursos naturales vitales para la agricultura: agua, radiación solar, suelo, nutrientes, espacio, etcétera, a la vez que reflejan y fomentan la diversidad cultural. Por ello la milpa produce una diversidad de alimentos que han posibilitado una dieta balanceada, a la vez que proporciona beneficios invaluables para el ambiente, la biodiversidad, la cultura y la organización social en el trabajo agrícola. Este magno evento se convirtió en un foro abierto a todos los interesados en conocer el patrimonio biológico y cultural sustentado por la milpa, el cual ha sido resguardado y acrecentado por los productores mexicanos, creadores y guardianes de esta biodiversidad. La UNAM mantiene un portal en donde se podrá encontrar información adicional: http://www.milpa.unam.mx. En este evento se ejerció un intercambio y diálogo de saberes tradicionales y científico-artísticos, para celebrar nuestra herencia biológica y cultural. A partir de este evento surgieron varias iniciativas de colaboración y acción. Ante la profunda crisis ambiental que vive la humanidad, la milpa se reconoce como una propuesta civilizatoria que puede ser una alternativa para el futuro de la humanidad con sustento para todos. ¡Este magno evento sobre la milpa fue un homenaje a nuestros ancestros y a los campesinos mexicanos, gracias a quienes hemos heredado y aún se mantiene este portento de diversidad cultural y biológica! *Jardín Botánico, Instituto de Biología.
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