Una canción, una banda
n la entrega anterior señalamos bandas de extranjía que sólo tuvieron una rola en el top ten chilango. Ahora, por asociación de ideas, recordamos una anécdota rocanrolera local: hace cuatro años se realizó una selección, entre bandas nacionales, para que formarán parte del Paseo del rock mexicano. La idea fue de Arturo Ortega para rendir homenaje a 50 rocanroleros que merecieran una placa en el jardín ubicado en Av. Cuauhtémoc –entre Huatabampo y Antonio M. Anza–.
El proceso para elegirlas fue singular: además del nombre de la agrupación, se incluiría su canción más representativa; con algunos grupos fue fácil nominar su rola exitosa: hubo unanimidad. Otras bandas tenían más de una par de canciones inscritas en la historia del rock en México. Love Army logró consenso: Caminata cerebral era su rola; de Tijuana No, Pobre de ti; Rostros Ocultos, con El final; Inspector, con Amnesia; Panteón Rococo, con La dosis perfecta. En cuanto a quienes tienen más de una canción emblemática en su bagaje están: Los Locos del Ritmo (Tus ojos o Yo no soy rebelde); Los Teen Tops, Three Souls in my Mind/Tri, Caifanes, Haragán, Julieta Venegas, La Maldita Vecindad, et al. Hoy, las pilastras, casi todas con sus respectivas placas, todavía permanecen –a pesar del nulo mantenimiento– en el mencionado jardín en espera de una manita de gato.
Y por terrenos del Chopo, este día se inaugura la exposición Plastitinturas, de Arturo Carmona, quien con plastilina, modela portadas y figuras rocanroleras; en la entrada norte, Radio Chopo recibe la gira hispano mexicana, Infinito Tour México 2010, encabezada –y organizada– por Vantroi, quienes en esta ocasión alternarán con Osuna, Alaydha, Madam Bisturí, Los Chilpas y Quod Libet. Entrada y slam libre a partir de las 11 horas.
Indie subterráneo: Tri miseria y Los Hijos del Sol
Una aclaración innecesaria, pero pertinente: indie no es un ritmo, es una manera de producir música. Aquí, dos ejemplos del indie subterráneo que rola por los estantes choperos: Punk rock, es el hábitat de Tri miseria, banda que debuta discográficamente con, Pateando basura; en 10 temas, estos tres efebos sostienen primigenios, pero ya cómplices diálogos con sus respectivos instrumentos. En la decena de canciones se pueden escuchar reflexiones sobre un entorno juvenil citadino, cantadas con una voz que aún se escucha en proceso de maduración.
Otro disquín independiente es Hijos del sol, de Jonáz Chichimecas, que aunque no tenga nada que ver, trae a la memoria a Tribu y a Jorge Reyes (recuerdos, mi buen). Decíamos: directos de Misión de Chichimecas, San Luis de la Paz, Los hijos del sol entregan este disco conceptual, rebosante de la vibrante y policromática monotonía sonora producida por instrumentos ancestrales y voces nativas. Son 12 cortes con textos donde resuenan, entre cánticos indígenas, claridosas declaraciones de principios –tanto en español como en chichimeca–: Somos la gente antigua/ somos los del color de la tierra/ hijos del sol/ hijos de la luna...