inguno de los programas de gobierno propuestos tanto por los perdedores
como por los ganadores
de la contienda electoral efectuada el pasado 4 de julio incluyó alguna propuesta dirigida hacia los trabajadores migrantes. A pesar de que conforman una parte sustancial de la población mexicana, cerca de 7 millones si contamos sólo a los indocumentados, y que por razones que ya todos conocemos, tienen que trabajar en Estados Unidos y enfrentar, precisamente en estos últimos meses, una situación difícil y muy dramática. Triste reflejo de la falta de interés que, en general, tienen los políticos mexicanos por la migración y que plantear alguna solución para estos trabajadores no pasa por sus preocupaciones. Lo cual es muy grave pues no sólo se desprotege a los connacionales con esa actitud sino que, en la medida en que no plantean soluciones para ellos, tampoco lo hacen para la clase trabajadora en general, de la cual forman parte los migrantes.
Es decir que el tema migratorio en las elecciones mexicanas no tuvo repercusión alguna, cosa muy diferente de lo que sucede en Estados Unidos.
Como sabemos, la gobernadora Jan Brewer, de Arizona, firmó la tristemente famosa ley SB 1070 por la cual las autoridades policiales estatales y locales pueden detener a aquellas personas de las que haya sospechas razonables
de que son indocumentadas. La gobernadora Brewer ha justificado la promulgación de esta ley al señalar que quiere “proteger a los ciudadanos del ataque de los cárteles mexicanos del narcotráfico y el contrabando de migrantes”. Y para ello resulta que se ha puesto a detener, no a narcotraficantes o contrabandistas, sino a indocumentados, y va directamente contra todos aquellos que tengan las características físicas del mexicano o centroamericano. Por eso es que se trata de una ley racista. Y los políticos republicanos, en la búsqueda del apoyo del electorado están de acuerdo con esta ley, lo cual no es raro pues históricamente han sido siempre antimigrantes, pero ahora con más razón pues esperan que esta posición les de los votos suficientes para derrotar a los demócratas.
Por su parte, los demócratas no habían sido demasiado claros en relación con impugnar la ley, pero finalmente el presidente Barack Obama interpuso una demanda legal contra el estado de Arizona para intentar suspender la entrada en vigor de la ley SB1070, planteando que no sólo afecta la política exterior de Estados Unidos sino que interfiere con la ley federal. La respuesta, si bien tardía por parte de los demócratas, como señala David Brooks (La Jornada 08/07/10) espera sin embargo la movilización de la base electoral latina en su favor.
Si se puede hablar de ventajas habría que decir que por lo menos en Estados Unidos la migración se encuentra en la agenda de los políticos, para bien o para mal.
Pero lo que es inaceptable es que a los políticos mexicanos nos les preocupe, sobre todo después de analizar el diagnóstico de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) que señala que la crisis incrementó el número de trabajadores que pasan del sector formal al informal en mayor medida que el observado durante la crisis de 1994-1995
de tal manera que el desempleo se mantendrá por encima del nivel previo a la crisis
.
La propuesta del organismo internacional es que el gobierno debe no sólo apoyar a los que han perdido el empleo sino a los que experimentaron sustanciales reducciones de sus ingresos y aquellos que han tenido que ir hacia el empleo informal
. Planteamiento que tampoco parece retomar el gobierno de Calderón, que se la pasa haciendo una constante apología de los empleos creados, cuando lo que falta por hacer es tan grande que más valdría no gastar el dinero en anuncios que nos cuestan a todos los mexicanos y que simplemente irritan por ser claramente manipulados.
La realidad es que los migrantes por acción u omisión, siempre están desprotegidos. Sin embargo, en estos contextos tan desfavorecidos, ellos sí están muy conscientes y movilizados pues saben muy bien por qué están donde están y qué se necesita para cambiar la situación. En primer lugar entienden que es preciso pensar en la migración como una opción y no como una necesidad. Y por otro lado, le quieren dar un nuevo contenido a la reforma migratoria de trabajadores huéspedes, por lo que en el foro social de Estados Unidos surgió un subtítulo a la consigna Otro mundo es posible
y es el de Otra política de inmigración es posible
y, entre otras cosas, cuestionan una reforma migratoria de trabajadores huéspedes como la que se propone tanto por parte del gobierno de Barack Obama como de Luis Gutiérrez y del senador Charles Schumer.
Habrá que analizar a fondo esta propuesta, pero lo interesante es que proviene justamente del sentir y vivir de los propios inmigrantes, lo cual es de tomarse en cuenta, sin ninguna duda.