Exitismo y talento
l exitismo no es sólo un desmedido afán de éxito económico, es sobre todo la incapacidad del exitoso para darle a su éxito un efecto multiplicador no sólo en términos financieros y materiales sino también sociales y culturales, en elemental retribución a la sociedad y al desarrollo integral de la gente, no se diga en abono a la ardua evolución de su exitosa conciencia.
País exitista si los hay, en México hace décadas se confunde acumulación particular –independientemente de los orígenes de lo acumulado– con progreso colectivo, tratados comerciales desventajosos con ingreso al primer mundo, importación de tecnología con beneficio comunitario, capacidad adquisitiva con criterios acertados de compra, engaño sistemático masivo con legitimación y, en el colmo de la ingenuidad, negocios monopólicos con talento empresarial.
La ciudad de Monterrey es exitista por antonomasia, tanto por la interesante formación étnico-histórica del carácter emprendedor de sus habitantes como por sus añejas relaciones comerciales con Estados Unidos y la aceptación indiscriminada de su influencia. Cuenta con prósperas empresas y grandes industrias que compiten a nivel internacional, así como con prestigiadas instituciones de educación superior y con… el río Santa Catarina, auténtico talón de Aquiles de su exitismo.
Su amplio lecho periódicamente se torna caudaloso, calamitoso y destructivo, por lo menos desde hace 400 años en que los industriosos regios empezaron a modificar su cauce sin solucionar sus efectos. Una ingenua compulsión por el éxito ha inhibido, hasta ahora, el talento de los regiomontanos, que esta vez, por el huracán Álex y el susceptible río, deberán desembolsar 10 mil millones de pesos para reconstruir los daños.
El inefable arengador por televisión de un México triunfador mediante el sísepuedismo emergente, además de lo que cobró por tamaños engendros propagandísticos de cerebros de menguada iniciativa, obtuvo más de 50 millones de pesos anuales por llevar a la selección nacional de futbol a la mediocridad de siempre, no sin antes autorizar que a los seleccionados se les diera cochinita pibil la víspera de enfrentar a los argentinos. Exitismo puro de una adinerada mafia televisiva-futbolera de escaso talento.
¿Y de toros? Ah, de toros. Bueno, algunos multimillonarios, exitosísimos en sus respectivos dominios, por extrañas razones son incapaces de recuperar la grandeza de la tradición taurina de México.