Cultura
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Llamado a evitar el onanismo cultural
 
Periódico La Jornada
Sábado 3 de julio de 2010, p. 9

Al margen de la polémica de hasta dónde resulta positiva o negativa la apropiación de estrategias propias de la lógica mercantil, como los concursos de reality show con temática artística que han proliferado en tiempos recientes dentro las televisoras oficiales, para Mario Lavista el deber de una política de Estado es evitar que se caiga en el onanismo cultural.

“Más que detenerme a reflexionar si esos reality show están dando o no resultado (para la promoción del arte y la cultura), lo que no debe olvidarse es que hay otras maneras que van por otros caminos, que son precisamente los que refieren a una buena política cultural en un país”, explica en entrevista el compositor y docente.

“Es decir, por ejemplo, que las escuelas de música, que están encargadas de preparar a las nuevas generaciones, tengan en realidad una salida al mundo para sus alumnos; que si estamos preparando instrumentistas o compositores, éstos tengan dónde trabajar  al concluir sus estudios.

Si no hacemos eso, es una especie de onanismo cultural. Porque, entonces, ¿para qué formar profesionales capacitados, para nada?

De acuerdo con el músico, cuya paráfrasis para orquesta de su ópera Aura será interpretada este fin de semana por la Sinfónica de Minería como parte de su programa inaugural, afortunadamente el Estado todavía no ha renunciado a su responsabilidad de sostener a las orquestas, porque el día que eso suceda desaparecerán todas esas agrupaciones del país, al no existir alguna de origen privado. Lo mismo ocurrirá, considera, si el Estado renuncia a sostener las escuelas de música.

Debe haber una unión entre todos los elementos que conforman la vida musical para que todo tenga sentido; para que, por ejemplo, un violinista al salir del conservatorio tenga dónde tocar; que si se forman compositores éstos sepan que hay grupos que pueden interpretar sus obras; hace falta también una buena escuela de laudería.

Aunque aclara que no siguió el concurso de canto Ópera prima, el reality show que recientemente concluyó en Canal 22, Mario Lavista considera que a partir de lo que se ha enterado e informado, se trató de una propuesta que sí cumplió ciertos objetivos en cuanto a la promoción y la difusión de la ópera y cantantes jóvenes.

Probablemente ese programa sirva para que los muchachos ganadores tengan oportunidades de cantar; es una manera de llegar a un teatro. He leído las entrevistas que les han hecho y todos están felices, y no hicieron concesión musical alguna, cantaron lo que tuvieron que cantar: Gounod, Verdi, Mozart, Puccini, señala.

¿Para qué otra cosa puede servir? Quizá para que los espectadores escuchen esa buena música también; fue un concurso musicalmente de calidad, y si fue así, creo que valió la pena, porque tanto cantantes como oyentes estuvieron expuestos a este ambiente de calidad. No me parece un proyecto criticable.

Lo que sí es criticable para Mario Lavista es que en un afán de promover y difundir la música de concierto y, en general todo arte, éstos sean abaratados.

Es decir, si queremos que a las personas les guste Mozart, no hay que darles Mozart abaratado; eso sería un poco despreciar la capacidad que tienen para apreciar la buena música. Si queremos que realmente les guste esta música simplemente hay que dárselas.