Miguel Messmacher, titular de la Unidad de Planeación Económica de la Hacienda Pública, afirmó que continúa vigente la meta de crecimiento de 4.1 por ciento para este año, e informó que el presupuesto de 2011 que se entregue en septiembre considerará un déficit de al menos 40 mil millones de pesos.

Recordó que se planteó que iba a haber una trayectoria para los déficit públicos, donde se proponía uno de 70 mil millones de pesos para 2010 y al final se aprobó de 90 mil; después, 40 mil millones de pesos para 2011, y más tarde un presupuesto equilibrado en 2012.

Indicó que se desconoce si la propuesta de presupuesto para 2011 incluirá dos escenarios: uno con reforma fiscal y otro sin reforma. Sin embargo, reiteró que la Secretaría de Hacienda está en la mejor disposición de discutir para hacer posibles ajustes fiscales adicionales.

Entrevistado en el seminario Igualdad y desarrollo en México, organizado por la Cepal y la UNAM, señaló que es necesario adecuar la ley para ahorrar los excedentes financieros, a fin de enfrentar momentos de volatilidad y no sólo recurrir a recortar el gasto.

En Chile se lograron ahorros hasta de 9 por ciento del PIB, mientras en México apenas se llega a uno por ciento. Defendió la actual política cambiaria flexible y se manifestó en contra de un tipo de cambio fijo, porque en los últimos 35 años en América Latina hemos tenido experiencias desastrosas por tratar de mantener un tipo de cambio prestablecido.

En torno a la propuesta del Grupo de los 20 países más industrializados (G-20), que en Toronto acordaron reducir a la mitad los estímulos fiscales en 2013, el funcionario aseguró que en México ya hicimos la tarea, porque ya se ajustaron los estímulos fiscales implementados para contrarrestar los efectos de la crisis global. Informó que el estímulo fiscal de México fue de 1.5 por ciento del PIB en 2009, como parte de la política fiscal contracíclica desplegada ante los efectos de la crisis económica y financiera global.

Comparado con otros países, dijo, el estímulo fiscal de Francia fue más bajo que en México; en Alemania fue de la misma magnitud; en Canadá resultó ligeramente más alto, y el de México fue el doble que el de Brasil.