Fabio Barbosa, integrante del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM y experto en temas petroleros, aseguró que Petróleos Mexicanos (Pemex) cuenta actualmente con más de 600 nuevas oportunidades o localizaciones de perforación en el Golfo de México, por lo cual consideró que, pese a que el accidente del pozo Macondo tendrá enormes consecuencias en la industria petrolera mundial, en México las perforaciones en aguas profundas se acelerarán por la avidez de petrodivisas.

Explicó que no podría abandonar su programa en aguas profundas porque Pemex ya contrajo grandes deudas. Esta atrapado, consideró Barbosa Cano.

Pronosticó que se presentarán cambios en todos los países que realizan exploraciones en aguas profundas, en la reglamentación y la vigilancia e inspección de las perforaciones y en los estudios para acotar el riesgo.

Entre las todavía impredecibles consecuencias podría encontrarse la suspensión de las actividades en todo el sector occidental estadunidense del Golfo de México, el Atlántico y sectores de Alaska, cuya apertura apenas se había iniciado 20 días antes del accidente.

En cambio, dijo, creemos que la exploración y explotación petrolera en aguas profundas en otros países pobres, especialmente aquellos gobernados por elites ávidas de petrodivisas, como Nigeria, Angola, algunos del sureste asiático y desde luego México, las perforaciones profundas incluso se acelerarán como consecuencia del accidente en Macondo.

En entrevista el investigador recordó que desde 2007 Pemex instrumentó un programa sin precedentes de contrataciones anticipadas de cinco equipos semisumergibles. En 2008 Pemex Exploración y Producción programó la perforación de más de 100 pozos en aguas profundas entre 2008 y 2015, además de la adquisición de estudios sísmicos de áreas cuya extensión duplicaron la investigación realizada en los seis años anteriores.

Sin embargo, como suele ocurrir, en una empresa como Pemex que no puede disponer de sus recursos, porque depende de lo que la Secretaria de Hacienda le permite contratar como deuda, el programa no pudo cumplirse al 100 por ciento, pero desde luego se obtuvieron importantes resultados de la intensificación de actividades, afirmó. Existen más de 600 nuevas oportunidades o localizaciones de perforación. Pemex ahora dispone de una cartera pletórica de oportunidades en el Golfo, señaló Barbosa.

El área más prometedora, agregó, es el Cinturón Plegado de Catemaco. Los pozos más importantes son: Lakach, con reservas posibles de 1.2 billones de pies cúbicos de gas; Labia, de mil 700 metros de profundidad y 2.4 billones de pies cúbicos de gas, y Lalail, con 0.7 billones pies cúbicos de gas.

Las perforaciones en aguas profundas también han sido impulsadas por el hecho de que Estados Unidos ha realizado a la fecha 30 perforaciones en bloques cercanos a la frontera con México.

Como es sabido, apenas la Semana Santa de este año comenzó la producción en uno de esos campos: el Great White, cuyos propietarios son Shell, Chevron y precisamente la empresa hoy en dificultades: la British Petroleum (BP).

Como las empresas han estado difundiendo desde hace años el proyecto de explotación en curso se integra, además del mencionado Great White, con los campos Silvertip y Tobago y comprende la perforación de otros 30 pozos. Lo anterior quiere decir que, en los próximos años, tendremos cerca de la frontera en el Golfo más de 60 pozos perforados. Ese programa de Shell, Chevron y BP no se ha detenido, aseguró.

Enfatizó que estos pozos se encuentran cerca de la frontera con México y precisó que cuatro pozos estadunidenses están ubicados en bloques contiguos a la frontera mexicana. Esto ha suscitado el debate sobre la posibilidad de la existencia de yacimientos transfronterizos en Perdido.

Otros tres pozos corresponden al campo Trident. La primera perforación ahí se realizó en 2001. Lo importante del campo es que en él fueron descubiertos hidrocarburos; para probar esta estructura del lado mexicano Pemex ha estudiado y perfeccionado la localización Alaminos-1.

El experto concluyó: Sin duda el accidente tendrá grandes impactos en todas las empresas que operan en esta rama, pero, en el largo plazo, las aguas profundas seguirán siendo una parte importante de la oferta mundial de hidrocarburos.