ascismo es una corriente que refleja la visión e intereses de las fuerzas más reaccionarias de la sociedad. Antes que de las convicciones, surge del miedo al ejercicio libre y honesto de la razón y del corazón. Como le aterran el pensamiento esclarecido y el sentimiento creador, opta por infundir miedo. Prefiere el control obsesivo que asegure sus beneficios y posiciones por encima del desarrollo social en libertad. Se sueña aliado de Dios, pero es partidario del militarismo y de la represión más agresiva.

En noviembre del año pasado, en el Centro Cultural Bella Época, de la colonia Condesa, fue presentado el libro La fabricación de nuevas patologías. De la salud a la enfermedad, editado en 2009 por el Fondo de Cultura Económica Perú, con la asistencia de su autor, el médico e investigador limeño radicado en París, Emilio La Rosa. Hubo una buena asistencia de público y profesionales interesados en empezar a cuestionar, en serio, los oscuros lazos entre poder público, instituciones de salud, laboratorios químico-farmacéuticos, rezago legislativo, publicidad sin regulación y buena parte del sector médico del país, en clara oposición al concepto de democracia sanitaria como recurso ante la creciente indefensión ciudadana, a merced de un voraz mercado de la salud encarecido y restringido.

Libro completísimo y revelador en todos sus señalamientos, La fabricación… exhibe los criterios seudocientíficos para clasificar como enfermedad lo que no lo es, la complicidad entre autoridades sanitarias e industria farmacéutica, la medicamentalización, la fijación arbitraria de precios de los medicamentos y su publicidad incontrolada, la deliberada desinformación tanto para el usuario como para el médico, la prescripción exagerada, etcétera.

Si pensaba usted leerlo, olvídelo. Por extrañas razones el libro se esfumó. A principios de enero busqué más ejemplares, pero en todas las librerías del Fondo de Cultura Económica en el DF se me dijo que estaba agotado, y a principios de mayo La fabricación de nuevas patologías ya ni siquiera aparecía en el catálogo del FCE.

Si el libro se agotó, ¿por qué no lo reimprimieron? Si no se agotó y fue incautado, ¿quiénes se vieron retratados en la obra y prefirieron desaparecer su contenido acusatorio? ¿No era política del Fondo difundir todo cuestionamiento inteligente de la realidad oficial? ¿Tendrá alguien una explicación de tan insólito éxito editorial?

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