hí viene un alud de propaganda. El poder presidencial hace malabarismos fiscales y anuncia la contratación multimillonaria de las mejores agencias publicitarias para que presenten al mundo la edénica visión de México, la paz de los sepulcros, los miles de muertos sin nombre sembrados en la geografía nacional, la desnutrición y cómo ha crecido la mortalidad infantil. La caridad de los ricos ante la ausencia de una política social de Estado.

De la impunidad. De la insultante respuesta al viejo enigma: Nada exhibe con mayor claridad a una clase gobernante que la manera en que trata a sus niños, el cómo se ocupa de las criaturas del país. El aterrador asunto de la guardería ABC llegó a la Suprema Corte por el valor y tenacidad de los padres de 49 niños muertos y más de 70 que padecieron graves quemaduras, lesiones que los afectarán de por vida. Se integró una comisión investigadora con apoyo en la facultad derivada del artículo 79 constitucional. Sorprendió que se llevara a cabo la investigación y, sobre todo, el dictamen elaborado por el ministro Arturo Zaldívar y presentado al pleno con un llamado a reconocer responsables de los hechos.

Ya conocemos las conclusiones de los honorables juristas que sobrepusieron a la justicia, a la equidad de la justicia, la estrecha visión de sus propias facultades; la discusión de vericuetos procesales; el cuidado del angelical prestigio de togas y birretes. Lo puesto a consideración de la Corte era si se habían violado gravemente los derechos individuales, derechos de criaturas puestas a cargo del IMSS, al que padres y madres pagaban cuotas. Violación incuestionable, incontestable, inconmensurable. A grado tal que los señores ministros que se dividieron para no señalar responsables y asegurar la impunidad de indiciados y de instituciones no pudieron eludir la terca realidad: por 11 votos en favor y uno en contra, la Corte declaró que fueron gravemente violados los derechos de las víctimas y sus padres.

No es facultad nuestra señalar responsable alguno, aunque se dictamine que hubo violaciones graves. Y ahí están quienes las cometieron en los tres niveles de gobierno. Nadie exigía lo imposible. Nadie esperaba que la Corte asumiera funciones de Ministerio Público y dictara sentencias penales o civiles. Los padres de los niños de la guardería ABC demandaban justicia. Eso esperábamos todos. Los derechos garantizados por la justicia no están sujetos a regateos políticos o al cálculo de intereses sociales (John Rawls, A theory of justice). La verdad y la justicia son inflexibles, en tanto virtudes primeras de las actividades humanas, añade Rawls.

El secretario de Gobernación, quien participó en la elaboración de las reformas de 1994, desplegó sus artes de abogado defensor y acudió a entrevistarse con los ministros de la Corte: de buena fe y no para litigar contra los padres, ya no digamos defender a Daniel Karam y Juan Molinar Horcasitas. Pero la derecha panista, la del partido gobernante, la que acusó al priato de proteger la impunidad y acudir a medidas corporativistas para movilizar apoyos y publicar desplegados en defensa del régimen, humilla ahora a los médicos del IMSS y otras instituciones al convertirlos en abajo firmantes, defensores de la honestidad a toda prueba de Juan Molinar Horcasitas.

Y pensar que durante el diazordacismo el padre de Juan Molinar fue uno de los médicos que se manifestaron contra el gobierno y fueron blanco de desplegados en los que las humilladas ovejas de entonces defendían la impoluta actuación del gobierno y sus secuaces. El abogado Gómez Mont litiga desde Bucareli; de buena fe, sin poner en duda si el cabildeo en la Corte es facultad expresa que le señala la norma. Es una desgracia que el activo licenciado y sensible padre de familia tenga que desplegar sus habilidades en casos en que las víctimas son niños, criaturas muertas en el fuego de una guardería o por el fuego cruzado de un tiroteo del Ejército en Tamaulipas.

La Comisión Nacional de los Derechos Humanos elaboró un informe severo. El abogado Gómez Mont refuta a la comisión y argumenta que ella misma acepta que no pudo tener acceso a todas las evidencias. Cosas del fuero de guerra. Amnistía Internacional declara que la muerte de los niños Almanza es un duro recordatorio de que todos los casos de violaciones a derechos humanos en los que se implica a personal militar deben ser investigados de manera minuciosa, transparente e imparcial, y juzgados por el sistema de justicia civil. Aunque el desplegado precursor, la gran campaña publicitaria y el pronunciamiento en cadena nacional nada digan sobre cuántas de las 25 mil muertes de la violencia desatada han resultado en averiguaciones, procesos y sentencias dictadas.

Estamos a unos días de las elecciones del 4 de julio. Y tanto la derecha gobernante como las izquierdas centrípetas han perdido la fe en las encuestadoras. Cómo estarán las cosas que el mismísimo López Obrador, presidente legítimo, defiende al espurio y hace sonar las alarmas ante el inminente retorno del PRI. Aunque ambos sean instrumento en manos de la mafia, de los 30 oligarcas que mandan, asegura el estratega de Nacajuca. Jesús Ortega insiste en dar a César lo suyo y lo ajeno. Y obedece al dictado de Manuel Camacho Solís, profeta secundario del diluvio que viene. Y Marcelo Ebrard sale del valle de Anáhuac en busca de la candidatura presidencial.

El enemigo a vencer es el PRI. De ahí el fiasco de las coaliciones y, sobre todo, el resurgir de las campañas sucias al estilo de los asesores enviados por Aznar el pequeño. Como si hiciera falta importar expertos en espionaje telefónico, en manipulación de actas civiles y actos inciviles de los adversarios, vistos como enemigos a los que hay que destruir. Francisco Rojas y Manlio Fabio Beltrones han asumido el liderazgo de sus respectivas bancadas, así como en la campaña de 2010 en previsión de la presidencial de 2012. Beatriz Paredes se puso al mando de su partido, no sólo en lo formal.

Pero el nuevo federalismo puso el poder en manos de los gobernadores. El panista César Nava recibió de manos anónimas grabaciones ilegales, en las que la voz de Fidel Herrera grita todas las infidencias, confiesa el mal uso del dinero público, habla mal de los candidatos de su partido. El veracruzano es político y sabe serlo en el accidentado terreno de la discreción a prueba; ya anunció que demandará ante tribunales a los autores del delito y de lo que él asegura es mala simulación de su voz a cargo de un pésimo imitador. Con la repetición del método, reconocieron presidenciable a Fidel Herrera. En política, el error innecesario es el peor de los errores.

Murió José Saramago en Lanzarote. Y unas horas más tarde falleció Carlos Monsiváis en su ciudad de México. La izquierda no tiene ni puta idea del mundo en que vive, decía Saramago en 2008. Carlos Monsiváis siempre supo lo que era el mundo en que vivió. De lo que no tenía ni idea era de lo mucho que nos daba. Aunque el ingenio lo convirtió en personaje, en el sabio Monsiváis. Hoy, que el poder mediático anda en busca de valores, hay que refugiarse en ironía como la suya: Me gustaría saber quién es el hijo de la tiznada que anda por ahí diciendo que soy incorruptible. Gracias, Carlos.