Ese hombre, era, en primer lugar, cómplice de México
, aseveró Elena Poniatowska
Modificó las estructuras de la novela siempre con amenidad
, expresó el poeta Hugo Gutiérrez Vega
Ensayo sobre la ceguera, obra maestra del siglo pasado, afirmó el escritor Ignacio Solares
Sábado 19 de junio de 2010, p. 3
La muerte del Premio Nobel de Literatura José Saramago causó reacciones de dolor y luto en el ámbito cultural mexicano. Varios creadores pusieron de relieve no sólo el talento del portugués como narrador, sino también su compromiso político en favor de la libertad, la justicia y la igualdad, así como su estrecha relación con México.
Un hombre crítico e independiente que no dejó su radicalidad por envejecer, sino todo lo contrario. Un literato que supo desnudar la soledad y la falta de referentes de la humanidad contemporánea. Un renovador de la novela que hizo llegar con amenidad las ideas más conmovedoras. Aquí, algunos de los puntos de vista de los personajes consultados por La Jornada:
Elena Poniatowska, escritora y periodista: La muerte de Saramago es una pérdida inmensa para nosotros, porque ese hombre, en primer lugar era un cómplice de México; se interesaba muchísimo en la vida de los mexicanos. Además era un hombre que aceptaba ser radical. Siempre dijo que entre más viejo, se es más libre, y cuanto más libre, más radical.
Él, que escribió el extraordinario libro Ensayo sobre la ceguera, estaba preparado para la muerte, él sabía lo que era la muerte. Puso a Portugal muy en alto, aun cuando en ese país ha habido grandes figuras, como Fernando Pessoa.
Con su muerte se pierden las acciones absolutamente concretas de un hombre que tenía un compromiso político muy claro y era un gran amigo de La Jornada, junto con John Berger, Noam Chomsky y Eduardo Galeano. Ahora el periódico se queda sin uno de sus grandes pilares.
Fue uno de los escritores más esenciales de nuestra época, y se preocupaba mucho por el ser humano, y en torno al espíritu. Sus obras tienen que ver con la lucidez y lo que significa saber pensar.
Hugo Gutiérrez Vega, poeta: Saramago es uno de los grandes escritores de la lengua portuguesa, renovador de la novela, desde La muerte de Ricardo Reis, hasta El memorial del convento y La balsa de piedra hasta las últimas obras, sobre todo Ensayo sobre la ceguera y Ensayo sobre la lucidez.
Modificó las estructuras de este género; lo logró siempre con amenidad, aspecto muy importante. Al mismo tiempo, su posición política y su actitud moral se manifestaban en las mismas novelas y en una actitud permanente de defensa de los derechos humanos, de la igualdad y de la distribución equitativa de la riqueza.
Fue una de las voces más originales, más poderosas de la novela contemporánea, pero también se pierde a un defensor de los derechos humanos, y sobre todo, a un defensor de la igualdad y de los humillados y ofendidos de la sociedad contemporánea.
Fernando del Paso, escritor: Es lamentable la muerte de un gran escritor, aunque debemos tener en cuenta que tenía una edad muy avanzada. Es un gran mérito seguir activo y lúcido a esa edad y dándole a la sociedad obras tan importantes como las que él le dio.
A mí, aparte de ser un magnífico prosista, Saramago me interesa mucho por la posición independiente y agnóstica que siempre tuvo y su valor como un auténtico librepensador, en una época en que se recrudecen algunos fundamentalismos.
De entre todo lo que escribió, me llamó mucho la atención su Ensayo sobre la ceguera, aunque me es difícil separarlo de las otras obras de él, porque todas me han deslumbrado.
Juan Bañuelos, poeta: José Saramago fue un estupendo hombre, un inmejorable escritor, con una calidad humana que mostró siempre a todos los amigos y no amigos. Como escritor es inmejorable. He sentido mucho este fallecimiento del maestro Saramago, porque personas como él, intelectuales como él, escritores como él, están haciendo falta en nuestra época tanto en Europa como en América, con esa característica de globalización del buen escritor, del buen hombre. Es un signo de que la humanidad no está en decadencia sino que con estos hombres, los habitantes del planeta vamos a seguir adelante. Estuvimos en Chiapas, convivimos con el subcomandante Marcos. Fue 97 o 98. El estaba maravillado con la selva, con su mundo, que en algunas cosas se parecía a algunas regiones de Portugal, pero sobre todo, estaba impresionado con la riqueza de las frutas, los olores, la selva, el trato con los indígenas, en fin, esto lo impresionó mucho. Creció su apoyo al movimiento indígena. Coincidía en todo, coincidíamos en todo eso, un movimiento que ahí está, no ha terminado, ese movimiento indígena no ha terminado, siguen padeciendo injusticias.
Ignacio Solares, escritor: Creo que entre las 10 mejores novelas que he leído en mi vida, está Ensayo sobre la ceguera, obra maestra, de las grandes novelas del siglo pasado, una metáfora de la estancia del hombre en el mundo y nuestro acontecer cotidiano.
Todos nos sentimos personajes de ese libro porque tiene que ver con algo fundamental: que la ceguera no sólo es física, sino emocional. Esa novela para mí es un hito en las letras mundiales, nada más por eso se merecía el Nobel.
Pero además encomio al luchador social. Era un uno de los hombres más lúcidos, a favor de las justicia, y por eso me da muchísima pena que haya muerto, porque él nos dio conciencia, nos dio su voz para defender a la justicia.
José Agustín, escritor: Creo que es uno de los grandes escritores de nuestras regiones, porque era ibero y latinoamericano, en cierta forma. Nos engrandeció a todos al ganar el Premio Nobel. Se trataba de un autor de primera línea. Me gusta especialmente su Ensayo sobre la ceguera. Para mí, sin duda fue uno de los grandes escritores de nuestros tiempos.