Los ciudadanos tienen 270 millones, asegura Small Arms Survey
Proviene de EU 90% del arsenal que se decomisa, dice el gobierno de México
Miércoles 16 de junio de 2010, p. 2
Nueva York, 15 de junio. En Estados Unidos hay tal cantidad de armas de fuego en manos de civiles, que alcanzarían para todos los adultos de este país. No sólo es la sociedad con mayor arsenal del planeta, sino la principal exportadora de ese tesoro explosivo
–en comercio lícito e ilícito– al mundo.
Según Small Arms Survey, del Instituto de Estudios Internacionales en Ginebra, principal fuente de información sobre el mundo de las armas de fuego para organizaciones internacionales, los estadunidenses son propietarios de 270 millones de las 875 millones registradas en el planeta, y compran alrededor de 4.5 millones de las cerca de 8 millones que se fabrican cada año.
En su más reciente informe anual, publicado ayer, se asegura que el monto del comercio lícito de armas pequeñas es mayor a lo calculado (4 mil millones de dólares anuales), ya que únicamente los traslados de municiones para éstas se estiman en 4.3 mil millones al año, entre 2006 y 2009, y por tanto el comercio total es mayor a 6 mil millones.
El Survey calcula que las bandas de delincuentes a escala mundial tienen unos 10 millones (uno por ciento) y otros grupos no estatales (paramilitares, por ejemplo) 1.4 millones.
El mayor productor y exportador de éstas en el mundo es Estados Unidos. Como se sabe, cientos de miles, compradas en gran medida en el mercado lícito estadunidense, son llevadas a México. De acuerdo con el Departamento de Justicia, no se sabe exactamente cuántas son adquiridas y trasladadas al país vecino por los cárteles de la droga mexicanos o si únicamente son recibidas, pero sí que gran parte son de Arizona, California y Texas, y son compradas a comerciantes que tienen licencias federales en sus tiendas, ferias y demás.
El gobierno mexicano afirma que 90 por ciento del armamento decomisado a criminales proviene de esta nación (hay diferencias sobre las cifras, ya que ese número no es del total, sino únicamente de las que se pide rastrear a las autoridades estadunidenses). El presidente Felipe Calderón declaró en Washington en su reciente visita de Estado que de las 75 mil confiscadas en los últimos tres años, más de 80 por ciento eran de Estados Unidos. Por ello solicitó más controles para la venta, sobre todo de las llamadas de asalto.
Pero demandar que Estados Unidos imponga mayores restricciones a ese comercio es algo que aquí se considera deseable, aunque casi imposible. Y es que la legislación estadunidense y el contexto político lo impiden.
Existe una cláusula constitucional que, según la interpretación judicial hasta la fecha, concede el derecho a todo ciudadano a comprar y tener armas. Por otro lado, ese derecho
es respaldado por poderosos intereses dedicados a derrotar todo intento por imponer mayores regulaciones, encabezado por la muy influyente Asociación Nacional del Rifle. Además está el hecho de que, se estima, una cuarta parte de adultos de Estados Unidos son dueños de un arma de fuego –políticamente, eso representa una fuerza enorme.
Por ello, aun si existieran voluntad política y recursos suficientes, es difícil limitar de manera efectiva la compra de armamento en esta nación. Por cierto, los estados fronterizos son algunos con las regulaciones de venta más débiles del país. En Texas, Nuevo México y Arizona, así como en otras entidades, los vendedores autorizados (se requiere licencia federal) pueden comerciar todos los rifles que deseen a cualquier cliente que presente una licencia de conducir y una carta de antecedentes no penales sin tener que reportar la venta al gobierno federal. En los casos de las famosas ferias de armas de fuego (gun shows), los comerciantes ni siquiera tienen que registrar el nombre del cliente.
El Brady Center to Prevent Gun Violence informa que 40 por ciento de dichas ventas se realizan sin ser notificadas por los comerciantes lícitos y que aproximadamente 30 mil son reportadas por algunos vendedores como perdidas
cada año.
Las normas son tan débiles que, de acuerdo con la investigación de la Oficina de Contraloría del Gobierno (GAO), agencia de investigaciones del Congreso, personas en la lista terrorista compraron armas 865 veces –de un total de 963 intentos– durante cinco años, concluyendo en febrero de 2009.
En Estados Unidos hay al menos unos 100 mil comerciantes de armamento con licencia federal. En Houston existen unos mil 500. Con apego a la ley, investigadores federales de la agencia encargada de monitorear el cumplimiento de las normas sólo pueden inspeccionar a un comerciante una vez al año sin orden judicial, y no hay ni personal para llevar a cabo revisiones a todos. De hecho, la agencia sólo revocó 64 licencias en 2009, después de 11 mil inspecciones, pese a que todo muestra un enorme flujo de armas vendidas de manera ilegal.
El problema de las armas en México es parecido al de las drogas en Estados Unidos, en el sentido de que es extremadamente difícil reducir la oferta sin primero reducir la demanda
, concluyó Stratfor, empresa privada de análisis estratégicos.
Vivir junto a una de las sociedades con más armas no es fácil, pero otras partes del mundo tampoco dan confianza. Según el Small Arms Survey, India, después de Estados Unidos, es el país con mayor número de armas en manos de civiles, seguida por China, Alemania, Francia, Pakistán, México, Brasil y Rusia.
Los principales exportadores son Estados Unidos, Italia, Alemania, Brasil, Austria, Bélgica, Reino Unido, China, Suiza, Canadá, Turquía y Rusia.
El flagelo global del comercio ilícito de armas pequeñas y municiones continúa provocando devastación
y desestabilizando la seguridad y el desarrollo en todas las regiones del mundo, declaró ayer Sergio Duarte, alto representante para Asuntos de Desarme de la Organización de Naciones Unidas, al inaugurar la cuarta reunión bianual de los estados para combatir ese flagelo
.
Pero al parecer business are business, y ese mercado es uno de los pocos que aparentemente están en auge en esta crisis económica mundial.