Washington, 15 de junio. El presidente estadunidense, Barack Obama, anunció este martes que autorizó la movilización de 17 mil miembros de la Guardia Nacional para luchar contra la marea negra y llamó a los gobernadores de los estados afectados por el desastre ecológico a ponerlos a trabajar enseguida. Pero admitió que luchar contra el derrame petrolero en el Golfo de México durará meses o incluso años.

En un discurso pronunciado desde la Casa Blanca, después de un recorrido de dos días por los estados costeros afectados por la marea negra provocada por la trasnacional British Petroleum (BP), el mandatario presentó un plan de acción de su gobierno ante la peor catástrofe medioambiental, que comprende la limpieza del área, el restablecimiento de las costas del Golfo de México, la aplicación de medidas para evitar un nuevo desastre” y el desarrollo de energías limpias.

Esta tragedia en nuestra costa es el recordatorio de que éste es el momento para que esta nación profundice el desarrollo de energías limpias. Añadió que Estados Unidos siempre ha salido adelante, como ocurrió durante la Segunda Guerra Mundial, pero que aún la región no se ha recuperado del paso devastador de los huracanes Katrina y Rita de 2005.

Dijo en su mensaje transmitido en vivo por televisión que se hará todo lo posible para contener el vertido de crudo y ayudar a recuperar el esplendor y exuberancia de la región, tras la explosión de la plataforma Deepwater Horizon, el 20 de abril pasado. Para los habitantes de la zona del Golfo de México, aseguró, las indemnizaciones serán a corto plazo.

Vamos a luchar contra este derrame con todo lo que tenemos durante todo el tiempo que sea necesario. Haremos que BP pague por el daño que ha causado, apuntó Obama en un discurso televisado. Aseguró que las personas afectadas serán recompensadas por la empresa mediante un fondo especial, administrado por una tercera entidad independiente.

Además, anunció la nominación de un zar responsable del restablecimiento a largo plazo de las zonas siniestradas por la mancha de petróleo, Ray Mabus, secretario de la marina. Se trata de un ex gobernador de Misisipi, un hijo del golfo, a quien le pidió elaborar lo antes posible un plan de restablecimiento a largo plazo.

También dijo estar contento de recibir ideas de los demócratas y republicanos sobre un exhaustivo proyecto de ley energético, e insistió en que Estados Unidos no podía darse el lujo de evitar cambios en su uso de energía.

Por su parte, el presidente de BP para Estados Unidos, Lamar McKay, dijo que no podía comprometer la creación de un fondo en custodia para pagar los costos ocasionados por el derrame de crudo desde uno de sus pozos en el Golfo de México, al responder durante una comparecencia en el Congreso estadunidense, en que participaron representantes de las cinco principales petroleras.

Las cuatro compañías rivales de BP –Exxon Mobil, Chevron, ConocoPhillips y Royal Dutch Shell– se distanciaron de ésta al señalar que la catástrofe pudo haberse evitado si la trasnacional británica hubiera seguido las normas de seguridad de la industria.

El director de Chevron, John Watson, dijo que una investigación independiente mostrará que esta tragedia era evitable.