Protesta en Italia
oma. Este viernes miles de italianos marcharon por las calles para repudiar el asalto de las fuerzas armadas israelíes contra el buque con ayuda humanitaria que intentó romper el cerco impuesto a la población de Gaza desde junio de 2007. Hasta la Plaza de la Barberini, cerca de la embajada de EU, llegó el eco del cerco actual sobre la comunidad indígena de San Juan Copala, Oaxaca. Con las dimensiones guardadas, se hizo inevitable la comparación de dos pueblos asediados a los que se ha impedido a balazos que llegue la ayuda humanitaria.
Durante el acto de protesta en el que estuvo Manolo Luppichini, uno de los seis italianos que se encontraban en el buque Mavi Marmara, asaltado por las tropas israelíes que asesinaron por lo menos a nueve personas, participó la activista Noemi, quien leyó una carta de Anna, una compañera que se encuentra en Gaza y que, enterada de los acontecimientos en la comunidad triqui, señala que “la lucha por los derechos de las comunidades indígenas es una y, como en Gaza, también los de San Juan Copala tienen que vivir bajo asedio. Aquí la gente –continúa Anna desde Gaza– está perturbada por la masacre. No esperaban que Israel hiciera con los internacionales lo que hace con los palestinos todos los días. Hace un año Israel hacía todo lo posible por maquillar su verdadero rostro para el mundo occidental, pero este año aparentemente no necesita hacerlo, porque no hay país que ose desafiarlo.”
Por su parte, Luppichini, documentalista de la televisión estatal y uno de los testigos italianos de la masacre, denunció a su arribo a la capital que la enfermera australiana Jenny Campbell, quien también se encontraba en el buque, confirma que muchos cuerpos sin vida fueron lanzados al mar por los soldados israelíes. Luppichini unió su relato al de cientos de testigos de lo que hasta ahora ha sido considerada la agresión más violenta contra un grupo de internacionalistas pacíficos. Denunció también que para convencer al comandante de la nave griega 8000 de dirigirse al puerto Ashdot, los soldados apuntaron con su arma durante varias horas a la cabeza del hijo del jefe de máquinas, Ekren Oerean, de apenas 13 meses de edad.
Manuel Zani, el más joven del grupo de los italianos que formaron parte de la brigada, recordó el ataque como “una escena de la película Apocalypse Now”. Y por su parte Ismael Abdel-Rahim (italo palestino) declaró su intención de volver a intentar otra vez romper el cerco
, por el millón y medio de palestinos que se encuentran en la cárcel. La solidaridad internacional, más asediada que nunca, no para, ni aquí ni en San Juan Copala, donde este 8 de junio nuevamente se intentará romper el cerco.
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