Asignar nombre oficial de Callejón del Cuajo sería un hito en la capital, dice El Fisgón
El caricaturista de La Jornada propone incluir algunas aventuras de Borola en los libros de texto gratuitos
Guadalupe Appendini, viuda del historietista, y admiradores del maestro asisten al acto
Sábado 5 de junio de 2010, p. 3
En vista de que el Callejón de Cuajo, hogar de la familia Burrón creada por el historietista Gabriel Vargas –recientemente fallecido– se ubica con toda certeza
en algún rincón del Centro Histórico de la ciudad de México, el caricaturista Rafael Barajas, El Fisgón propuso que se nombre así, de manera oficial, alguna calle de esa zona.
Durante el cálido homenaje que se rindió a don Gabriel en el museo del Estanquillo, el también curador de ese recinto que alberga la colección de arte popular de Carlos Monsiváis, sugirió además “que en los libros de texto gratuitos de primaria se incluyan, como parte de la narrativa clásica mexicana, algunas aventuras de don Gabriel Vargas y Eduardo del Río, Rius.
“De entrada propongo dos de Vargas: una es cuando Borola Burrón se da cuenta de que tiene una calavera dentro, se asusta y quiere que se la quiten a toda costa porque le da miedo convivir con su propia calaca.
La otro es un episodio fantástico en el que Borola se da cuenta de que es más alta que don Regino y pide que le corten las piernas para estar a la altura del marido. Después se arrepiente, claro, y quiere que la cuelguen del tubo de la regadera para que le vuelvan a crecer las piernas, cosa que, por supuesto, sí sucede en el historieta.
Respecto de la idea de nombrar una calle con el mítico nombre del lugar donde habitan los Burrón, El Fisgón consideró que sería un hito en el Distrito Federal: se podrían instalar ahí algunas de las esculturas monumentales realizadas por el grupo Skelos y que son fantásticas. Ese es un homenaje que el Centro Histórico debe a don Gabriel, a Regino Burrón, a Avelino Pilongano y toda la familia
.
Al respecto, Inti Muñoz, director general del Fideicomiso Centro Histórico de la ciudad de México, señaló que la propuesta es viable, “la urbe tiene unos procedimientos que vamos a seguir, pero la iniciativa de El Fisgón es un sentir popular. Existen todos los elementos culturales e históricos que pueden sostener el que se ponga Callejón del Cuajo a alguno de los que ya les echamos el ojo”.
El homenaje a don Gabriel Vargas se dio en el contexto de la presentación del catálogo de la exposición De San Garabato al Callejón del Cuajo, la cual se presentó en ese recinto en 2007 a propósito de la obra de Rius y del padre de los Burrón.
La muestra fue visitada por 170 mil personas durante los casi 10 meses que permaneció abierta en el recinto ubicado en la esquina de Madero e Isabe la Católica, a unas cuadras del Zócalo capitalino. Ahora itinera por varios países: ya visitó Paraguay, Chile, Argentina, Perú, Ecuador y se inaugurará en Bogotá, Colombia, en estos días.
El libro, editado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, en coedición con el sello RM y el museo del Estanquillo, contiene textos de Monsiváis y Francisco Vidargas.
Agradecimiento de los mortales
En el encuentro participaron también los caricaturistas José Hernández y Rius, este último recordó varias anécdotas al lado de Varguitas, como lo llama con afecto, entre ellas, las bromas que le hacía por su seriedad: ¿duermes con la corbata puesta?
, le decía.
El dibujante señaló que el mejor homenaje a su colega es que se le siga leyendo y sugirió rescatar y dar a conocer la historieta que precedió a los Burrón: Los superlocos.
Por su parte, Hernández explicó que Vargas retrató, deconstruyó y volvió a construir al mexicano que encontraba su lugar en la laberíntica ciudad, caótica y omnipresente. Supo cómo reírse de ella y con ella. A quienes tienen la capacidad de crear universos como ésos se les suele llamar dioses, nosotros les llamamos maestros y, ante ellos, los mortales sólo podemos decir: gracias
.
Feliz y emocionada, la viuda de don Gabriel, Guadalupe Appendini, estuvo presente en el homenaje al que acudieron decenas de admiradores quienes tuvieron oportunidad de dejar mensajes de afecto en un libro de condolencias y brindar un minuto de aplausos al dibujante.
Appendini comentó a La Jornada que sólo recibió de las autoridades del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes flores y una carta con el pésame, pero hasta el momento ninguna propuesta de homenaje de parte del gobierno federal a uno de los referentes de la cultura popular urbana nacional más relevantes del siglo XX.