Las más de 9 mil guarderías infantiles que opera la Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso) muestran en sus evaluaciones pésima calidad de diseño y desempeño, advirtió el director de Gestión Social y Cooperación AC (Gesoc), Alejandro González.

En general, los índices de calidad de diseño y desempeño de los 129 programas sociales del gobierno federal están reprobados con un promedio de 54 puntos, advirtió el responsable de la agrupación encargada de medir tales indicadores con base en información del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).

Respecto del diseño de los programas, las evaluaciones arrojan calificaciones de 6.1 puntos en promedio, en una escala de cero a 10, destacó en entrevista en el contexto del primer Encuentro Nacional sobre Prácticas de Monitoreo y Contraloría Ciudadana.

González destacó que pese al enorme e histórico crecimiento del gasto público destinado al sector social (310 mil millones de pesos en este año), persisten algunas de las ocho carencias que mide el Coneval (rezago educativo, en ingresos, salud, alimentación y otros) por la combinación de una serie de factores: incapacidad de las autoridades, inercias en el sector público, intereses y grupos de poder que presionan para evitar cambios.

Ilustró: En los programas dirigidos al desarrollo rural hay gran cantidad de intereses. Es el caso de Procampo y del programa Ingreso-objetivo. Ahí, los grupos de interés presionan al Congreso para evitar modificaciones en las reglas de operación. De hecho, los programas que van al campo son los más regresivos y tienen altísimos presupuestos.

En el caso de las guarderías de la Sedeso, donde en apariencia no hay grupos de poder, prevalece incapacidad y deficiencias, desde el diseño de los programas hasta el desempeño.

Ahí, las inercias son un obstáculo increíblemente difícil de lidiar. Sobre todo en las rutinas de la administración pública. Para tratar de cambiar algo en un año se requieren gran cantidad de esfuerzos administrativos y recursos de liderazgo que pocas veces encontramos en los funcionarios.

En el Seguro Popular encontramos que aunque el diseño esté bonito a nivel federal, cuando baja, cada gobernador genera elementos de desempeño muy deplorables: sólo dos de cada 10 estados reportan a tiempo los informes de avance y habría que verificar si son fiables las cifras.

Tanto el Seguro Popular como Procampo son feudos de los gobernadores, de los grupos de presión. En ellos invertimos cantidades abismales de dinero que deberían orientarse a revertir las carencias sociales de la mayorías.

Advirtió que hay partes muy oscuras en los programas sociales. Pero, en general, los temas agrarios y de asistencia social se ubican en los últimos lugares con 4.8 y 4.2 de promedio ponderado. Y en orientación a resultados y a la ciudadanía, 104 programas sociales están reprobados con 4.9.

Finalmente, González advirtió: Los recursos siguen creciendo. No circulan. Se quedan en los grupos de poder. Las asociaciones civiles necesitamos más alianzas entre nosotros y con sectores claves del gobierno.