La actuación de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) en relación con la conservación de áreas naturales de importancia biológica es contradictora. Mientras en el discurso defiende la protección, en la práctica autoriza proyectos que atentan contra el ambiente, señalan algunas organizaciones.

En Quintana Roo hay una confrontación permanente entre la conservación y los desarrollos turísticos levantados sobre zonas de manglar y alrededor de áreas naturales protegidas (ANP).

El relleno de las playas de Cancún llegó hasta los tribunales el año pasado y las organizaciones ambientalistas obtuvieron un amparo con el que lo detuvieron por unos meses. Al mismo tiempo que en la Comisión Federal de Mejora Regulatoria estaba en proceso de aprobación el área protegida del banco norte de Cozumel, donde hay una reserva importante de dunas y es área de incubación del caracol rosado, la Semarnat autorizó la extracción de ese sitio, y de la ollita, ubicada al sur de la isla Contoy, de 6 millones de metros cúbicos de arena para rellenar las playas de Cancún devastadas por los huracanes, en beneficio del sector turístico, indica Alejandra Serrano, representante en el sureste del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda).

Señala que en ese estado hay mucho trabajo por hacer. Existen zonas como Yum Balam, área de protección de flora y fauna, que tras de 16 años de haber sido decretada y en una zona de tanta presión como el Caribe, carece de programa de manejo. La reserva de la biosfera de Sian Ka’an, con 586 mil hectáreas y donde hay lagunas costeras con manglares y arrecifes, no tiene programa de manejo actualizado. En este sentido hace falta trabajar en la operación, se marca como logro el decreto de áreas, pero no se asegura operación, funcionamiento, ni el trabajo comunitario.

El presidente Felipe Calderón anunció el año pasado la construcción del Centro Integralmente Planeado, a cargo del Fondo Nacional de Fomento al Turismo en el sur de Sinaloa, cerca de la reserva de la biosfera Marismas Nacionales, donde se encuentra la concentración más importante de manglares del país, de acuerdo con expertos.

El plan contará con 44 mil 200 cuartos, cuatro campos de golf, una marina de 400 embarcaciones y un malecón. La manifestación de impacto ambiental que se presentó hace unos meses fue en forma fragmentada, con lo que se minimizaron los efectos, y no incluyó estudios sobre especies endémicas como reptiles, peces, moluscos y las 250 especies de aves, indicaron en un análisis Greenpeace, el Cemda, Teyeliz y otros grupos ambientalistas.

También, en Baja California Sur el parque marino Cabo Pulmo está en riesgo, a pesar de que en los 15 años que lleva como área natural protegida logró recuperar su población de flora y fauna en condiciones casi prístinas, mientras que 40 por ciento de los arrecifes del Golfo de California han disminuido significativamente.

Al norte, a cuatro kilómetros de distancia está en proyecto Cabo Cortés, que tendrá 30 mil cuartos, sería más grande que Cabo San Lucas o Cancún. Incluye la construcción de marinas y dos campos de golf, así como una gran desaladora de agua de mar, indicó Octavio Aburto, del Instituto de Oceanografía Scripps con sede en San Diego, California.

Aunque en Baja California Sur, la Semarnat rechazó en principio el cambio de uso de suelo de terrenos forestales del predio Jesús María, ubicado dentro de la Reserva de la Biosfera Sierra La Laguna, donde la empresa Paredones Amarillos busca explotar a cielo abierto una mina de oro, el plan aún no ha sido cancelado.

En Chiapas, donde por la gran riqueza biológica están las reservas de la biosfera Lacantún, El Triunfo, Montes Azules, la Sepultura y el Ocote, además de parques nacionales y áreas de protección de Flora y Fauna, la Conanp tiene presencia, pero no lo puede hacer todo, indica Mónica Morales Mendoza, coordinadora técnica sureste de Conservation International.

Indica que existen áreas donde no debería haber actividad humana, como turismo o explotar recursos maderables, porque pueden desaparecer especies que ya están en riesgo.