Macuspana, Tab., 30 de mayo. El cerro El Tortuguero, que aloja un depósito de material pétreo y tuvo vestigios arqueológicos, ha sido explotado desde hace 40 años y la zona se encuentra al borde de un desastre ambiental, advirtieron pobladores, ambientalistas y autoridades municipales.

Los inconformes señalaron que la tala inmoderada y la sobrexplotación de materiales con uso de dinamita pone en riesgo viviendas cercanas, pues puede provocar un alud.

Detallaron que al menos siete compañías mineras explotan más de 200 hectáreas del cerro, algunas sin autorización.

La colina, considerada por lugareños patrimonio histórico de Macuspana, está a orillas de la carretera Villahermosa-Escárcega, cerca de la entrada a la cabecera municipal. Ahí existió un centro ceremonial maya cuyos vestigios, aseguraron, fueron destrozados por máquinas de las compañías explotadoras de piedra y arcilla.

Pobladores salvaron algunas piezas y las llevaron al Museo de Antropología Carlos Pellicer Cámara, en Villahermosa.

La delegación de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) señaló que la explotación de materiales pétreos en el cerro El Tortuguero ha dañado la flora y ha provocado la migración de diversas especies de fauna silvestre a otras áreas de Tabasco y al vecino estado de Chiapas.

La dependencia añadió que el gobierno de Tabasco expidió autorizaciones de impacto ambiental pese a que no se presentaron programas serios de rescate de recursos naturales, lo que permite que continúe la degradación del área, lamentó.

Según el ayuntamiento de Macuspana, el cerro El Tortuguero tiene una superficie de mil 500 hectáreas y entre las compañías que lo explotan están Gravera Río Puxcatán, Grupo Industrial Rubio, Servicios de Ingeniería del Golfo, Banco de Material Pétreo DG2 México, y Comercializadora y Agregados Marogu; sin embargo, señalaron los colonos, al menos cinco carecen de dictamen ambiental, licencia de uso de suelo y espacios para residuos peligrosos.

Ignacio Torres González y su familia viven en la ranchería José María Pino Suárez, que colinda con el cerro, al igual que las comunidades Guadalupe Victoria y Nicolás Bravo. Torres González dijo que está acostumbrado a las detonaciones con dinamita que las compañías realizan cada tercer día, pero teme un alud.

Recordó que en junio de 2000 siete personas murieron al desgajarse el cerro. El 12 de octubre pasado otro desprendimiento de tierra cayó cerca de las casas de cinco familias en José María Pino Suárez.

Otilio Crisóstomo Hernández, delegado de José María Pino Suárez, mencionó que a los vecinos les preocupa una grieta en la parte superior del cerro. Dijo que envió solicitudes a Protección Civil estatal, así como a la delegación de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) a fin de que verifiquen si existen riesgos.

Según el lugareño Felipe Luna Pérez, en esta región se está cometiendo un crimen contra la ecología desde hace años, y acusó a las empresas de haber acabado con especies como venado, tepezcuintle, ocelote, leopardo, monos, loros, chachalacas, con árboles de cedro y caoba, helechos y orquídeas.