El volumen aborda las características que hicieron inclasificable al chihuahuense
Sus obras pervivirán durante mucho tiempo por su aliento literario
, señaló Ignacio Solares en la presentación, en la que participaron también Evelia Trejo y Álvaro Matute
Lunes 31 de mayo de 2010, p. a10
José Fuentes Mares (Chihuahua, 1918-1986) fue un historiador rebelde, heterodoxo, que escribió con prosa irónica y coloquial, a contracorriente de la versión oficial del Estado. Su gracia nunca demeritó la seriedad de su historiografía; además, de acuerdo con sus colegas, es difícil clasificarlo en una escuela o metodología determinada, por lo que se le considera un historiador con escuela propia.
Fuentes Mares siempre tuvo en cuenta el lado humano de los protagonistas. Su personal manera de entender y abordar la historia le trajo tanto elogios como críticas.
Sus trabajos provocaron controversia, indignación y admiración, simultáneamente; sin embargo, entre los veredictos más significativos se encuentra el del lector común, ya que a partir de la segunda mitad del siglo XX sus libros han sido reditados una y otra vez.
Justo rescate
José Fuentes Mares: un historiador con escuela propia es el título del libro escrito por el también historiador Jorge Herrera Velasco (ciudad de México, 1941), en el que se hace una justa y necesaria revaloración
de la vida y la obra del autor de una de las más significativas tetralogías en torno a la figura de Benito Juárez.
Editado por la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, el libro de Herrera Velasco logra precisar las características de la historiografía de Fuentes Mares, valora su estilo y explica por qué fue uno de los historiadores más leídos en la segunda mitad del siglo XX en México
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En la presentación del volumen, el jueves pasado en la librería Gandhi, el escritor Ignacio Solares consideró que una de las razones principales por las que las obras del maestro chihuahuense perviven y pervivirán durante mucho tiempo es por su aliento literario
, porque Fuente Mares, destacó Solares, “era más un literato metido a historiador que un historiador metido a literato.
“La diferencia –aunque sea un matiz– es importante para entender su labor. Él mismo lo afirmó en Mi versión de la historia: ‘Sólo la literatura vuelve legible la historia’. Por supuesto, añadió Solares, “sin el trabajo previo –indispensable y valioso– del historiador sería imposible que se realizara ese género denominado novela histórica, del que Fuentes Mares es precursor”.
Del análisis literario que Herrera Velasco hace de su obra se despliegan una serie de recursos: el uso libre y lúdico del lenguaje coloquial, las descripciones brillantes, la teatralización de los episodios, los juegos de palabras, el humor, la ironía y la prosa poética.
Al historiador chihuahuense, como a Borges, continuó Solares, “le interesaba, más que lo históricamente exacto, lo simbólicamente verdadero. Su personal manera de abordar la historia le trajo tanto elogios como críticas, algunas con consecuencias políticas, como bien narra Herrera Velasco; por ejemplo, cuando Fuentes Mares fue nombrado consejero cultural en España en tiempos de López Portillo, y renunció a los pocos meses, declarándose incapaz de trabajar con ‘un gobierno de imbéciles’”.
Evelia Trejo y Álvaro Matute coincidieron en destacar la revaloración de la obra de Fuentes Mares al dedicarse a investigar cómo se escribe la historia
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Matute refrendó la idea de que Fuentes Mares es un historiador con escuela propia, ya que su obra floreció en una época en la que la escritura de la historia se ubicaba en diversas instituciones para garantizar la producción de los propios historiadores. Fuentes Mares, sin tampoco darles la espalda, no pertenecía a ninguna de esas escuelas establecidas
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Fuentes Mares, concluyó el autor del libro, fue y sigue siendo ejemplo de estudiosos y profesionales de la historia
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