Interpretó canciones de Dos lágrimas y las que están dentro de uno
Estoy feliz de volver a la tierra a la que quiero tanto
, dijo a su público
Martes 25 de mayo de 2010, p. a11
Diego El Cigala cantó al amor y desamor en todas sus manifestaciones: al romance en flor y al despecho que llega al odio. El gran cantaor flamenco y sus excelentes músicos, con su sabor cubano y de jazz, al final fueron ovacionados una y otra vez; ellos, en respuesta, regresaron tres veces al escenario del Auditorio Nacional, este domingo.
El Cigala, elegante, de saco y pantalón negro, sentado en un banco, con los músicos en semicírculo detrás de él, cantaba casi sin ver al público, con la mirada baja, concentrado. Hacía suya cada canción, como si fuera la historia de su vida.
Conocido y querido en México, la última vez que se presentó en el país fue hace cuatro años. Ahora ofreció su más reciente producción, Dos lágrimas (2008), en el cual vuelve a dar aires frescos al flamenco, e incluye guaguancó, copla, bolero y rumbón. Lo acompañaron músicos que participaron en la grabación: el cubano Yelsy Heredia (contrabajo), Diego Moreno Jiménez El Morao (guitarra), Jaime Calabuch (piano) y Sabú Suárez Escobar (percusión).
Estoy feliz de volver al Auditorio, a México, tierra a la que quiero tanto
, dijo en una pausa.
El recital se centró en Dos lágrimas, con algunas del disco Picasso en mis ojos y otras anteriores, de las que están dentro de uno
, como describió a La bien pagá en entrevista radiofónica hace un par de días.
Durante casi dos horas, los presentes hicieron un viaje sentimental por lo más sublime y lo más desgarrador del amor. Desde: Tu destino es como el mío, si eres vela yo soy viento, si eres cauce yo soy río, si eres llaga yo lamento
, en Compromiso, a: El infierno resulta un cielo comparado con tu alma, y que Dios me perdone por desear que ni muerta tengas calma
, en Bravo.
Un viaje colectivo, en el cual miles compartieron su dolor y su alegría y, al expresar el dolor en música, cura.
Hace poco, El Cigala grabó un disco con piezas de tango en vivo desde el teatro Rex, en Buenos Aires, en el cual participó, entre otros, el bandoneonista Néstor Marconi.
En este ocasión, el cantaor interpretó una hermosa versión del tango Garganta con arena: Cantor, de un tango algo insolente, hiciste que a la gente, le duela tu dolor, desgarrador
, dedicada a Roberto Polaco Goyeneche.
El Cigala había buscado la posibilidad de que Marconi, de gira por México, estuviera en el concierto, pero, como dijo en una entrevista radiofónica, dependía de los horarios de la gira del bandoneonista.
“Chapó El Cigala”, envió una mujer desde su celular a alguna red social, acerca del concierto.
Luego de regresar al escenario tras el tercer encore, interpretaron su última canción, Se me olvidó que te olvidé, acompañada por las palmas de los presentes. Al finalizarla, El Cigala caminó frente al escenario y, reflejando alegría en el rostro, se despidió lanzando besos al público.
La entrega de El Cigala quizá podría resumirse en lo que le dijo al periodista Juan Cruz, en entrevista incluida en el librito de Dos lágrimas: “…es que sin la música yo hubiera desaparecido”.