El historiador presenta hoy su autobiografía en la Casa Universitaria del Libro
Los medios de producción que sirven al jet set deben ser propiedad colectiva, expresa a este diario
Lunes 24 de mayo de 2010, p. a12
Me parece que es mucho más interesante escribir libros de historia, expresa el historiador y académico Juan Brom, quien acaba de publicar De niño judío-alemán a comunista mexicano: una autobiografía política, que se presenta hoy en la Casa Universitaria del Libro.
Este volumen, editado por Grijalbo, es el resultado de varios años de trabajo, que combinó con sus labores profesionales. “Tomé la decisión de escribirlo en parte por una petición de mi hija, que estaba viviendo en Estados Unidos, para que los nietos supieran de dónde vienen; y también porque colegas y amigos me dijeron: ‘tienes experiencias que millones no tienen’.
Me parece que es mucho más interesante escribir libros de historia, pero a final de cuentas en un momento dado sí me convencieron
, dice.
Son 354 páginas en las que el autor de Esbozo de historia universal y Esbozo de historia de México, narra en primera persona los orígenes de su familia, su infancia, su salida de Europa en la Segunda Guerra Mundial, su llegada a México, país del que adoptó la nacionalidad en 1950, su trabajo en la docencia y administración en las universidades Nacional Autónoma de México (UNAM) y en la Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y, sobre todo, el nacimiento de su ser comunista.
Ninguna de estas páginas resultó emocionalmente difícil de escribir, afirma en entrevista el profesor emérito de la UNAM, nacido en Alemania en 1926. “Lo difícil en dado caso fue ver que lo que pensábamos era un avance firme de un sector importante de la humanidad, con sus defectos; no superó sus fallas. Se derrumbó. Eso fue difícil. Lo difícil no fue escribirlo, sino verlo, asimilarlo.
“Tengo un librito que se llama ¿Por qué desapareció la Unión Soviética?, que es un primer intento de analizarlo. Comencé a escribirlo en el momento en que la Unión Soviética estaba visiblemente en crisis, pero todavía podía pensarse que podría superarla. Lo terminé cuando Gorbachov se había presentado ante la televisión y anunció la desaparición de la URSS, en diciembre de 1991.”
De niño judío-alemán a comunista mexicano... no es un estudio académico con fuentes. Al principio son mis memorias, lo que sentí, lo que siento, lo que interpreto, y si algún dato no es totalmente preciso no me importa; lo que sí me importa es el ambiente en general
.
El libro ofrece al lector una magia especial, lleno de incidentes
, los llama, de campaña y chuscos
.
Traté de hacerlo por una parte ameno, para que se pueda leer, para que la gente no se duerma, que entienda lo que yo quiero decir y que lo pueda analizar, que lo pueda aceptar o rechazar, pero que lo entienda.
Y como escribe en las páginas finales: Mi intención, en este libro, ha sido dar una imagen clara de las situaciones y reflexiones que me han llevado a ser lo que soy
.
Entonces, ¿quién es ahora? “Me considero un intelectual, marxista –en lo del marxismo podemos precisar que intento un marxismo vivo, o el desarrollo del marxismo observando, analizando la situación actual–, que expone sus puntos de vista, que considera necesaria la organización nacional y mundial en favor de la sociedad; pero que no se considera con fuerza para iniciar esa organización, que no ve ninguna organización a cuál adherirse porque la considere bien encaminada y que entonces hace un trabajo individual de analizar, exponer y dar clase.”
Caída del proyecto soviético
–¿Se puede ser comunista hoy en México?
–Creo que sí, que se puede ser en cualquier parte del mundo. Hay zonas, países, donde está oficialmente prohibido, perseguido, pero hay una canción en alemán que dice que los pensamientos son libres, quién puede adivinarlos. Algunos la consideran una canción libertaria; creo que no, porque los pensamientos son libres, mientras nadie los pueda adivinar es que los tengo ocultos.
“Hace algunos años en México expresarse como comunista sí era delicado, significaba perder trabajo, correr el riesgo de prisión –con Miguel Alemán y Gustavo Díaz Ordaz–, aunque oficialmente nunca era delito.
“En algún momento existió el delito de disolución social, que se creó durante la Segunda Guerra Mundial contra los agentes nazis, pero nunca se aplicó en ese sentido. Decía: pena de dos a 12 años de cárcel o no sé cuánto tiempo a quien divulgue por medio de la palabra escrita, oral o cualquier otra forma, las ideas, metas, etcétera, de un gobierno extranjero.
Entonces yo decía: pues me van a encarcelar a todos los curas católicos, que tienen la función de divulgar, practicar, convencer, las ideas de un Estado extranjero que se llama el Vaticano, que México había reconocido en aquel entonces como Estado. No sé de algún cura encarcelado por disolución social, pero sí de miembros del Partido Comunista y de otros luchadores, por ejemplo Vallejo, que nunca he sabido si fue miembro del PC o del Partido Obrero Campesino, pero estaba cerca de los dos, o Revueltas.
Jamás, añade Juan Brom, pensó en abandonar el comunismo. “Desde que lo adopté, como a los 17 años, pico más pico menos, nunca pensé en renunciar. Al Partido Comunista sí, porque consideramos que no estaba funcionando como PC. Pero eso no era renunciar al comunismo, sino a algo que consideramos una desviación en esa lucha.
Fue difícil asimilar la caída del proyecto soviético, al cual durante bastante tiempo lo consideraba la vía al comunismo y vi que no.
–¿México necesita un movimiento comunista?
–Esa pregunta insinúa que alguien lo puede crear para tenerlo. No, eso tiene que desarrollarse, tiene que nacer. Sí le hace falta a México, al mundo.
“Creo que le hace falta al mundo transformar la sociedad actual en una que podemos llamarla comunista o socialista. Esto implica ver qué se entiende bajo comunismo, socialismo.
“Fundamentalmente digo: una sociedad que domina como sociedad sus elementos básicos de vida, la propiedad de los medios de producción, de distribución, aunque no todos: estoy perfectamente de acuerdo en que un señor bolero ande por ahí con su cajita boleando y la caja no tiene que ser propiedad de la sociedad comunista mundial, puede ser perfectamente propiedad de él, pero lo que son los grandes medios de producción, que hoy sirven para el jet set internacional, para los grandes lujos y también para que estos dueños digan quién vive, quién no, a quién se le facilitan medios de vida, a quién se le trata de estrangular; esto sí tiene que ser propiedad de la sociedad.
De niño judío-alemán a comunista mexicano: una autobiografía política, de Juan Brom, se presentará este lunes 24 a las 18 horas en la Casa Universitaria del Libro (Orizaba, esquina Puebla, colonia Roma). El autor estará acompañado de Cuauhtémoc Cárdenas.