Crisis en la industria discográfica
oco afecto a dar entrevistas, Diego Ramón Jiménez, mejor conocido como El Cigala, aprovechó los medios para declararse partidario de una fórmula para contrarrestar la piratería: reducir el precio de los discos. Y es que el famoso cantante fue a una de las tiendas de El Corte Inglés en Madrid y encontró que su reciente cd costaba más de 400 pesos. Me parece una falta de respeto, un pecado mortal. No pagaría eso por mi disco ni por el de nadie más
, expresó Diego, quien el domingo próximo ofrece en la ciudad de México lo último de su repertorio.
Y para que nadie cometa pecado mortal, y porque las casas discográficas ahora mismo son una mierda
, su nuevo disco Tango y el anterior, Dos lágrimas, los distribuye El País, el principal diario de habla española, a menos de la mitad de lo que cuesta en una tienda departamental. Algo que también La Jornada hace con música clásica. Además, las interpretaciones de El Cigala pueden descargarse
gratis vía Internet.
Mientras, las compañías discográficas siguen inmersas en una profunda crisis que afecta a casi toda la industria de la música. En los años recientes han empleado una gran cantidad de recursos en su lucha contra los piratas. Pero lejos de salvar su negocio, lograron enemistarse con su cliente natural, el consumidor, en países como Estados Unidos, donde hace cinco años se fueron con todo el peso de la ley contra los internautas por copiar y distribuir música ilegalmente por Internet. La batalla inicial contra 261 internautas pillados in fraganti pronto se diluyó, pese a que ganaron en los tribunales uno que otro caso: los internautas pronto modificaron su sistema de distribución de música en la red sin dejar huella que permita llegar a la cabeza de ese sistema.
En paralelo, no ha habido forma de evitar la copia de cd y dvd a nivel casero o industrial. El proceso se da gracias a una tecnología disponible legalmente y a un precio muy bajo para quien la requiera. Así, los dos productos comerciales por excelencia de las disqueras, el cd y el dvd, por los que el comprador paga en promedio entre 150 y 250 pesos en una tienda, es un máster de audio o video del que se pueden hacer miles de copias idénticas que se venden en el mercado callejero a 10 pesos, máximo. Pero además, el contenido de esos cd circula por la red sin problemas mayores y el usuario puede adquirirlo a bajo precio.
Mejor se ha defendido de la piratería la industria discográfica independiente. En Europa, Estados Unidos y Canadá, las pequeñas disqueras convirtieron la red en aliada para difundir su producción, cobrando poco a los usuarios por bajar la música de sus catálogos. En cambio, hay otros grandes perdedores de los que poco se habla: las tiendas de discos. Desaparecen lo mismo en los paraísos de la piratería que en el primer mundo.