México tiene las peores condiciones para pasar su explotación petrolera a aguas profundas, aseguró Miriam Grunstein Dickter, investigadora del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE). Destacó que el derrame petrolero frente a las costas estadunidenses demuestra el gravísimo riesgo operativo, ambiental, humano y financiero que ello implica, el cual tampoco estamos preparados para enfrentar.

La investigadora lamentó el reciente anuncio de Petróleos Mexicanos (Pemex) de que continuará la exploración en aguas profundas con la perforación del pozo Maximino I, en la zona Cinturón Plegado de Perdido, en las costas de Tamaulipas, y expresó su deseo de que sólo se trate de un anuncio político.

Antes de salir a este tipo de proyectos, antes de arrojarnos por necesidad de reposición de reservas petroleras, yo invitaría primero a hacer una reflexión profunda sobre qué instituciones tenemos para vigilar las operaciones costa afuera, qué marco normativo tenemos para hacerlo valer, y qué sanciones y responsabilidad ambiental, humana y de seguridad enfrentaríamos si tuviéramos un accidente como el que ahora presenciamos en el Golfo de México, dijo Grunstein.

Señaló que sin desconocer la magnitud del desastre ecológico que representa este derrame petrolero, lo que más me preocupa es el grado de riesgo de los mexicanos si de repente nos damos un chapuzón en las aguas profundas sin saber a lo que vamos y a lo que estamos exponiéndonos.