Perseguidas, acosadas y aún con el terror de los hechos que motivaron su fuga, mujeres víctimas de violencia se han refugiado en la casa de seguridad de la delegación Tlalpan.

Madres de familia que fueron presionadas hasta perder su identidad, porque el agresor siempre acorrala para dominar y agredir, entendieron en la casa de emergencia que hay lugares donde se puede no sólo vivir con tranquilidad, sino hasta respirarla.

Los casos son diversos: proxenetismo, violencia familiar, abusos y violaciones, documentados en los expedientes del centro de atención, que da protección a mujeres de 18 a 35 años. Las víctimas son acogidas por nueve personas de su mismo sexo, entre médicos, policías y sicólogas que las ayudan a sobrellevar su experiencia, mientras son derivadas o empieza su proceso en la Procuraduría de Justicia del Distrito Federal.

En el barrio donde se localiza el inmueble se sabe que es una casa de seguridad, pero en ella no hay delincuentes –narcotraficantes o secuestradores– sino mujeres que escaparon de una existencia de violencia y se resguardaron en el refugio Bienestar.

Hilvanar su historia resulta imposible, porque están aún en etapa de crisis, por lo que, mediante la encargada del lugar, Andrea Miranda Tena, es quien da a conocer las experiencias. Ninguna de ellas es menos ni más grave. Todas te tocan, comentó la también sicóloga.

De esa forma se reveló el caso de Cuca, joven de 18 años que logró escapar de su pareja. Con engaños la sacó de Tabasco y la obligó a prostituirse en el estado de México: luego de una golpiza que le propinó el sujeto huyó y llegó a la casa.

También están Anita, que padecía una severa desnutrición y ni siquiera sabía que estaba embarazada, y otra mujer que detectó que su hijo menor había sido abusado sexualmente por su pareja.

Bienestar es la única casa en la ciudad creada por una delegación para apoyar a este sector. La prioridad, reconoció el director de Desarrollo Social de Tlalpan, Carlos Hernández, es mantener en secreto la ubicación del lugar, porque eso les garantiza que nadie las va a encontrar.

El sitio da servicio todo el año las 24 horas Todo el tiempo hay quien las apoye sin importar distancias, lo mismo han llegado de Michoacán, Veracruz, Ensenada, que de alguna delegación del DF; la única condición es que sean mujeres víctimas de violencia, señaló.

El personal crea un ambiente de hogar. Las internas se encargan de la limpieza, hacer la comida y atender a sus hijos. El tiempo máximo de estancia son 15 días.

La casa es de puertas cerradas. No tiene contacto con el exterior, cada caso se analiza y se les ayuda a superar el instante difícil para posteriormente ser enviadas a otra institución, por lo que se trabaja mediante una red de organizaciones y de esa forma se les puede dar mayor atención, expuso Miranda Tena.