n noviembre próximo se celebrarán elecciones en Estados Unidos para renovar en su totalidad la Cámara de Representantes, elegir 36 de los 100 senadores y a 22 de los 50 gobernadores estatales. Serán las primeras elecciones generales que se efectúen durante el mandato del presidente Barack Obama, y su importancia radica en el veredicto que den los votantes sobre su desempeño en los dos primeros años de su gobierno. En los cinco meses que faltan pueden suceder muchas cosas, pero hay algunos elementos que pudieran indicar el rumbo que tomarán las elecciones.
Además del estado de la economía, los principales elementos que apuntan como normativos en el criterio de los electores son las reformas a los sistemas de salud, financiero –por concluirse–, y de protección al medio ambiente aún en vías de discutirse. Las reacciones de los electores son variopintas, muy a tono con la diversidad y complejidad del país, y pueden ser muy diferentes de un estado a otro y hasta de un distrito electoral a otro. El enunciado de que toda política es local
cobra su dimensión más profunda. Más de 35 legisladores demócratas votaron en contra de la reforma de salud a consecuencia de la presión que recibieron de los electores en sus distritos. Entre los que votaron en favor de ella, un buen número lo hicieron a riesgo de perder su lugar en el Congreso el próximo noviembre.
En su página electrónica, el ala más conservadora del partido republicano, conocida como Tea Party, ha pronosticado que el electorado tomará una revancha en contra de ellos. Señala que siete senadores y 23 representantes demócratas perderán la elección a manos del mismo número de republicanos. Son cuentas alegres basadas en encuestas que ellos mismos han realizado, pero en algunos casos pueden acertar. Lo que no indican son los casos en que los candidatos republicanos pueden perder las elecciones por dedicarse a boicotear sistemáticamente las propuestas de reformas del presidente. Los electores no ven con buenos ojos esa actitud de los legisladores.
El presidente tiene nuevamente el plato lleno. En curso está la reforma financiera que los señores de Wall Street harán todo lo posible por neutralizar. A la reforma a la legislación sobre el medio ambiente se oponen quienes consideran que no es conveniente elevar las normas para el control de la emisión de gases por razones económicas, así como las compañías petroleras, que insisten en que no hay razón para detener la exploración en aguas profundas, no obstante el desastre ecológico ocurrido frente a las costas de Nueva Orleáns. Además, en el plano internacional el catálogo de problemas es largo, empezando por el resurgimiento de la crisis económica en algunos países europeos.
Los factores que influenciarán los comicios noviembre son múltiples. De la forma en que Obama los maneje dependerá la segunda parte de su mandato y los aliados con los que cuente.