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Mi abuelo quiso que su colección llegara a muchas personas, señala su nieta Vania

Gustavo Casasola, más que un archivo, la memoria de México

Reúne unos 300 mil trabajos, entre fotografías, negativos y documentos

Él integró ese acervo para sus ediciones sobre la Revolución y biografías de héroes nacionales, explica

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Una de las fotografías pertenecientes al archivo del estudio de Gustavo Casasola Zapata
 
Periódico La Jornada
Martes 11 de mayo de 2010, p. 4

Para tener una foto de la Revolución Mexicana, de Madero o de Tina Modotti siempre creí necesario ir a Pachuca, al célebre Archivo Casasola. Sin embargo, resulta que en Coyoacán –a pocas cuadras de Chimalistac–, Vania Casasola pone en mis manos las mejores fotografías de Emiliano Zapata, Francisco Villa o las soldaderas de la gesta de 1910.

Los Casasola (apellido de origen español) son tribu. El archivo Casasola original es el de Agustín Víctor Casasola, en Pachuca, que se inicia como la primera agencia de información gráfica de México y envía imágenes a toda la República, a Europa, Sudamérica y Estados Unidos.

Son muchos los fotógrafos que arriesgan su vida: Manuel Ramosñ los hermanos Álvarez Tostado; José María Lupercio y desde luego Agustín Víctor Casasola; su hermano, Miguel Víctor Casasola; Gustavo Casasola Zapata, su hijo primogénito; Ismael Casasola Zapata; Agustín Casasola Zapata y sus hijos, Mario Casasola Zapata y hasta sus hijas, Piedad y Dolores Casasola.

Por Piedad siento gran envidia, porque resultó ser la mujer más organizada de la tierra y dirigía el archivo, conservaba los negativos y es por ella que hoy llega a nuestras manos en buenas condiciones.

Un acervo vivo

Hoy la que se ocupa con inteligencia y pasión de las cosas de su abuelo, Gustavo Casasola Zapata, es una muchacha muy bonita, de pantalones de mezclilla y voz de campana en el bosque que contagia con su entusiasmo.

–Piedad supo enviar las fotografías a revistas, periódicos, coordinaba todo con mi abuelo –dice Vania Casasola.

–Pero, ¿cuál es la diferencia entre este archivo de Coyoacán y el de Pachuca?

–El nuestro nace a partir de la inquietud de mi abuelo de formar una colección propia para sus ediciones de Historia gráfica de la Revolución Mexicana. Se dio cuenta de la valiosísima información que contenía y quiso que llegara a muchos mexicanos. Lo que ahora tenemos de Gustavo Casasola es lo que mi abuelo llamaba el archivo de su estudio, con lo que documentaba sus investigaciones, distinto al de su padre.

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Una de las fotografías pertenecientes al archivo del estudio de Gustavo Casasola Zapata

“Apenas inició su colección cuando los caudillos y las personas que habían participado en la Revolución le brindaron su material fotográfico, documentos, negativos, hasta llegar a 300 mil piezas que abrigan buena parte de la historia y el desarrollo de México.

“Mi padre y yo sabemos que el archivo debe seguir vivo y cuidarlo de generación en generación. Nuestro compromiso no fue sólo resguardar y rescatar esa memoria gráfica, sino difundirla. Ahora mi padre Gustavo Casasola Salamanca y yo, Vania Casasola Córdova, lo preservamos como la niña de nuestros ojos. Agustín Víctor Casasola lo inició en 1912, cuando advirtió que tenía un país en guerra y que los negativos se estaban perdiendo, y son testimonio invaluable del devenir de México. Cuidó hasta que a las placas de vidrio, los negativos de entonces, no les rasparan la gelatina de plata.

“A mi padre y a mí nos corresponde conservar ese material. Historia gráfica de la Revolución Mexicana consta de 10 tomos; la obra más grande de mi abuelo es Seis siglos de historia gráfica de México y narra desde 1325 hasta 1989. Son 14 tomos ilustrados con 18 mil fotografías. Mi abuelo los publicó y las revisiones las hizo mi papá, después de su muerte y seguimos reditándolos, lo mismo que Hechos y hombres de México, colección de biografías de los héroes nacionales, los caudillos de la Revolución.