n San Juan Chamula y con el bastón de mando en la mano, Felipe Calderón habló en tzotzil y rezó en su propia lengua para pedir que el dios que cuida y protege a San Juan Chamula ilumine a los gobernantes para gobernar y trabajar siempre, y especialmente a favor de los más pobres. ¡Santo, Santo, Santo! Entre repique de las campanas de la iglesia de San Juan Bautista, el gobernador de Chiapas, Juan Sabines, nieto del coronel que inmortalizó su tío el poeta, rindió tributo al poder terrenal: ¡Gracias, señor Presidente, por cumplir con hechos y no con palabras!

Estado laico y estado de santidad. Compatibles en su portentosa contradicción mística, o en las conversiones alejadas de la apostasía, como la candidatura de Juan Sabines, abanderado del PRD, surgido del PRI tanto en sentido figurado como de origen: hijo de Juan Sabines, gobernador también y, desde luego, militante del PRI. Jesús Ortega suma sus oraciones a las de Felipe de Jesús: en Hidalgo, el líder incontestado e inmarcesible del PRD ha decretado que doña Xóchitl Gálvez es su candidata a gobernadora, pero que de ninguna manera lo es el infame cristero abajeño, Vicente Fox. Menos mal que el Sabines que canta loas a nuestro Presidente se manda solo y es ajeno a la disputa bizantina iniciada por Manuel Camacho para resolver cuántos candidatos presidenciales de izquierda caben en la punta de la extrema derecha.

Andrés Manuel López Obrador navega el desierto. Y los pasos de este López lo han llevado a Baja California, al primer estado gobernado por un panista, donde se reconcilió con los empresarios de las diversas y dispersas cúpulas: ¡Se los dije! Y fiel a la desmesura tropical, el tabasqueño sentenció que el grupo de poder económico que impuso a Felipe Calderón ahora lo acusa de todos los males, y está empeñado en el retorno del PRI al poder, con Enrique Peña Nieto como su candidato para 2012. Si no estuvieran los santurrones tan preocupados por el escándalo de los crímenes del fundador de los legionarios de Cristo, así como por las aberrantes declaraciones de los cardenales que elogiaron a Maciel, que callaron lo que estaban obligados a denunciar, asistiríamos al milagroso acuerdo de los dueños del dinero y el desaforado candidato a quien declararon peligro para México.

No hay que olvidar que don Lorenzo Servitje se anticipó a todos en la afirmación de caridad cristiana al topar con la terca realidad el segundo sexenio de la alternancia: ¡Pobrecito Presidente!, dijo en singular defensa de Felipe Calderón. Felipillo santo ya no necesita vejigas para nadar. Vuela a Alemania y ofrece el know-how mexicano a la Unión Europea hundida en la tragedia griega, golpeada por la recesión económica, enfrentada a las multitudes del nomadismo contemporáneo y la reacción de la xenofobia, del nacionalismo turbio de la extrema derecha. Y por la amenaza de crisis de las deudas soberanas. Ahí pudo haber ofrecido, sin rubor alguno, la receta mágica de Paco Gil: cero déficit. Sí, pero cómo, señor Presidente.

La UE encargó a una decena de sabios, coordinados por el ex presidente español Felipe González, el análisis de la crisis que enfrenta y cuáles medidas recomienda para superar la mayor crisis de su historia. Los sabios, dice El País, apuestan por la energía nuclear, renunciar a las jubilaciones anticipadas, cambiar la política migratoria para potenciar la inmigración cualificada e impulsar la investigación. Mal momento este para presumir ante los gobernantes de la Unión Europea que México ha superado la recesión y podría cumplir los requisitos exigidos para ingresar a dicho bloque. Estamos de este lado de la frontera; al otro lado del mar, pero entre los nómadas a la puerta; entre los migrantes que Felipe González y su grupo de sabios recomiendan potenciar, transmutar en migración cualificada.

Eso para no traer a cuento la burda ley racista aprobada y aplicada en Arizona. Nuestra cualificación migratoria únicamente puede darse con la generación de empleos acá de este lado. Y lejos de haber superado la recesión, nos encomendamos al dios de los chamulas y a las tropas del Ejército Mexicano; el Ejército de la Revolución Mexicana, afortunadamente, dicho sea sin agravio para las buenas intenciones de los autores de la nueva Historia de México. En medio de la batalla hay quienes creen que Julio César no sabía dónde iban a caer los dados cuando decidió cruzar el Rubicón; en pleno recuento de muertos, los hay que pretenden amarrar navajas y confrontar al Poder Legislativo y a los jefes de las fuerzas armadas. Peor todavía, imaginan fracturas partidistas y conflictos futuristas en los ajustes de tiempo y análisis de la Ley de Seguridad Nacional que aprobó el Senado y la Cámara de Diputados dejó en comisiones al concluir el periodo ordinario de sesiones.

Dicho en términos gratos a los del infantilismo democrático, que todavía rinden culto a los personajes de Martín Luis Guzmán y únicamente conjugan el verbo madrugar: la disparidad de tiempos y lo que incorporen las comisiones en San Lázaro a lo aprobado en Xicoténcatl por senadores de todas las bancadas y tras las debidas consultas al secretario de la Defensa, no son sino disparos, intercambio de fuego amigo, entre los partidarios de Manlio Fabio Beltrones ... y los de Enrique Peña Nieto. Será por el papel clave de Emilio Chuayffet en lo que hace a puntos constitucionales. Pero Beatriz Paredes ocupa una de esas curules. Y Francisco Rojas es y seguirá siendo el coordinador, como les dicen ahora, pero Rojas habla como líder de su fracción al enjuiciar duramente las políticas socioeconómicas y el despilfarro o subejercicio presupuestal del gobierno panista.

El de Sonora no deja de hacer política y no elude los encuentros con estudiantes universitarios: en Guadalajara y en Monterrey esta semana. Lo de Enrique Peña Nieto empezó a ser futurismo antes de que Felipe Calderón tomara posesión de la Presidencia. Y conforme caen las hojas del calendario y las aspiraciones de muchos ilusos, el del estado de México cosecha los frutos del poder mediático y del quehacer político que no se niega a sí mismo. Falta mucho tiempo. Pero ahí sigue. Impulsado por el fantasioso poder de las coaliciones de Manuel Camacho, Marcelo Ebrard se declara tlatoani de la izquierda mutante y, como tal, el de la voz decreta que la izquierda tendrá un candidato, uno solo en 2012. Nadie imaginó que postulaba por anticipado a Andrés Manuel López Obrador. El verbo madrugar conjugado en primera persona: Yo, Marcelo, dijo.

Y acudió a Bucareli, donde se reunió con Fernando Gómez Mont y se sentó frente a Enrique Peña Nieto. ¡Agua le pido a mi Dios! Dígalo Ebrard o el inefable José Luis Luege. Llegó la canícula y hay temperaturas de 40 grados a la intemperie y en las estaciones del Metro. Se reúnen para evaluar avances en las obras de abasto de agua. Y en cuanto lleguen las lluvias se van a salir de madre todos los ríos y canales del altiplano, van a inundarse de aguas negras los caminos, las calles y las casas de las colonias del lumpen, proletarias y clasemedieras, sembradas por la pobreza y la falta de planeación urbana en la fantasiosamente llamada metrópoli más poblada del planeta.

Muertos de sed o ahogados en lodo. A lo mejor por eso nunca ha llegado a la Presidencia un regente, un jefe del Departamento del Distrito Federal, un jefe de Gobierno. ¡Aguas!