En el limbo, la propuesta perredista de reforma política
En riesgo, la salud política del sol azteca
icen los perredistas de buena fe (¿queda alguno?) que el próximo 12 de mayo se presentará el proyecto de reforma política del Distrito Federal que cambiaría el perfil administrativo de la ciudad, aunque no se trate de aquella visión por la que lucharon las izquierdas desde hace buen rato, sino de una sábana llena de parches donde todos los partidos representados en la Asamblea Legislativa metieron su cuchara.
Hasta donde se nos ha dejado saber, ésa es la mejor intención de la presidenta de la Comisión de Gobierno del órgano legislativo local, Alejandra Barrales. Pero hay quien asegura que por el momento no hay acuerdo entre los partidos, ni existe una redacción que pueda contener las ambiciones, que para bien o para mal han propuesto las organizaciones políticas.
Entonces, lo que queda es un proyecto que se elaboró en el PRD y que difícilmente podría alcanzar un acuerdo general que permitiera al DF convertirse en un ente con las obligaciones y los derechos de la autonomía que busca la reforma, y con eso buena parte del PRD no está de acuerdo, por más esquizofrénico que parezca el asunto.
Tanto para el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, como para la propia Barrales el asunto es de importancia mayor. Uno y otra prometieron, al asumir sus funciones, ir por la reforma, y el caso es que hasta ahora, por razones que desconocemos en casi todos los casos, el compromiso no se ha cumplido, y los tiempos de gobierno están prácticamente agotados.
Por ahí de la penúltima y la última semanas del mes pasado el PRD tenía lista una propuesta que sería presentada, como aquí comentamos, en la Cámara de Diputados, donde además se analizarán los proyectos tanto del PRI como del PAN, que ya estaban en la agenda de esa instancia legislativa, pero, como siempre sucede en el PRD, aunque ya había acuerdo, lo seguro es que a última hora cada quien responda sólo a sus intereses, y la discrepancia nace casi de forma natural.
Así las cosas, el diputado Agustín Guerrero fue a visitar a la lideresa de ALDF, Alejandra Barrales, quien le dijo estar conforme, pero le pidió tiempo para lograr un acuerdo de los asambleístas. El acuerdo no llegó, y al parecer ya no se podía frenar la presentación del proyecto. Sin embargo, a los diputados federales les llegó una llamada desde Chicago para que no se hiciera eco de la presentación.
Guerrero se quedó solo, aunque fue convocado, junto con otros legisladores amarillos y Alejandra Barrales, a una reunión que se efectuó el miércoles pasado en las oficinas de Marcelo Ebrard en la colonia Condesa, apenas a su regreso de Estados Unidos. El objetivo era pedir tiempo para lograr el acuerdo que Barrales debería tener listo para lanzar la propuesta de reforma, que no será de ninguna manera sólo perredista.
Hasta hoy, según cuentan los legisladores, no se tiene noticia del acuerdo. Ni PRI ni PAN quieren prestar sus proyectos para que Alejandra Barrales los presente como la postura de la ALDF. Por el contrario, han puesto todo tipo de obstáculos para evitar que la reforma surja como un triunfo de la perredista, aunque todos están de acuerdo en que debe haber reforma del Distrito Federal.
Hay quien asegura que si no se alcanza un acuerdo la reforma no pasará; de ser así el PRD quedaría fuera del juego de las iniciativas que para reformar la Constitución han propuesto ya los otros organismos partidistas, cosa que se considera altamente peligrosa para la salud política del mismo PRD.
De cualquier forma, el PRD no tiene una propuesta hasta el momento. Dicen que será el 12 de este mes, en los trabajos de la permanente, cuando se decida sobre el asunto. Hay quienes apuestan a que no se presentará nada. Ya veremos.
De pasadita
¡Híjole!, si a Jorge Arganis se le hubiera pasado impedir que las obras en la capital se detuvieran por la emergencia ambiental, todos se le hubieran ido encima, pero, como se trata de Fernando Aboitiz, el panista que algunos suponen que ya no es de derecha, ¡adelante, que la obras sigan su curso! Ya ni la hacen.