Atenas, 3 de mayo. Los mercados financieros reaccionaron el lunes con escepticismo ante la ayuda récord de 147 mil millones de dólares (110 mil millones de euros) para Grecia, en medio de dudas de los inversionistas sobre si el rescate solucionará la creciente crisis de deuda en la zona euro, al tiempo que los sindicatos griegos empezaron una serie de huelgas, en principio con la paralización del servicio de recolección de basura. Hoy interrumpieron el principal noticiero de la televisión estatal NET, donde leyeron un comunicado ante las cámaras para protestar contra el drástico programa de recortes del gobierno.

En Francfort, los principales banqueros reunidos en la junta del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, por su sigla en inglés), grupo bancario global de presión con más de 390 integrantes, expresaron en un comunicado su apoyo al paquete de ayuda para Grecia, pero dieron pocos detalles sobre el papel que desempeñará el sector financiero junto con los gobiernos y agencias internacionales.

Los empleados públicos pararán actividades martes y miércoles. El sindicato GSEE, del sector privado, se unirá a las medidas de fuerza el miércoles. Ese día los controladores aéreos cerrarán los cielos griegos por 24 horas.

En un contraste con la euforia que en el pasado dio la bienvenida a otros rescates del Fondo Monetario Internacional (FMI), los rendimientos de los bonos del gobierno griego se moderaban sólo ligeramente frente a sus pares alemanes, volviendo a niveles vistos a comienzos de la semana pasada.

En tanto, el gobierno socialista griego se disponía a poner en marcha este lunes los severos recortes fiscales exigidos por la UE y el FMI a cambio de la ayuda financiera, pese a la cólera de los sindicatos.

El presidente griego, Karolos Papulias, llamó a castigar a los evasores de impuestos y a quienes se han enriquecido de forma ilícita, al tiempo que los sindicatos arrancaron con la primera de una serie de huelgas en protesta por los recortes prometidos por el gobierno para recibir el paquete de ayuda.

En Berlín, el gobierno alemán aprobó el esperado proyecto de ley para otorgar el préstamo a Grecia de 22 mil 400 millones de euros en los próximos tres años. Esta cifra es la parte de la ayuda que corresponde a Alemania, de entre los 15 miembros de la eurozona que deberán aportar también la suya.

Durante una marcha por Atenas, un joven griego lanza panfletos al aire que llaman a unirse a la huelga general de martes y miércolesFoto Reuters

El Banco Central Europeo dio un nuevo espaldarazo a Grecia, al anunciar que aceptará todos los bonos del gobierno como garantía para préstamos, incluso si su calificación crediticia sigue cayendo.

El ministro de Finanzas de Austria, Josef Proell, dijo que los ministros de la eurozona acordaron además pedir a los bancos que mantengan su exposición a los deudores griegos en sus actuales niveles mientras dure el plan de rescate, y que eviten cancelar líneas de crédito. Lo importante es que los bancos europeos y austríacos no huyan del mercado griego y empeoren el problema, sostuvo Proell a la prensa.

Grecia reaccionó con una mezcla de resignación e indignación al doloroso nuevo paquete de ajuste, que algunos editoriales de prensa definieron como una obligada y largamente aplazada violenta modernización.

En Washington, el FMI anunció un entendimiento con el gobierno griego para respaldar un préstamo de contingencia excepcional por 40 mil millones de dólares.

Según el acuerdo del gobierno de Atenas con el FMI, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo (BCE), Grecia deberá recortar su presupuesto en 30 mil millones de euros hasta 2013. Las medidas anunciadas el domingo prevén asimismo la reducción del déficit fiscal, del actual 13.6 por ciento a 3 por ciento en 2014.

El diario de centroizquierda Ethnos publicó que la austeridad significará asfixia para el pueblo griego y una violenta modernización para la economía, que según nuevas previsiones del gobierno se contraerá 4 por ciento este año y 2.6 en 2011.

Si el plan se adopta, dejará a Grecia con una carga de deuda sustancialmente más alta, equivalente a más de 140 por ciento del PIB para 2013, con una economía más pequeña para pagarla.